ARCO 2010


Un año más, la 29 edición de la Feria Internacional, ARCO, que se desarrolla del 17 al 21 de febrero ha resultado una cita imprescindible para los amantes del arte contemporáneo. Este año dedicada a la ciudad de Los Ángeles ha presentado más espacio entre tres pabellones, dos para galerías y uno para las instituciones, sin las estrecheces de otras ediciones para el público visitante. Tras la polémica entre los expositores y la organización de Ifema, en plena recesión económica, había expectación de cuál sería el resultado.
En general se observa que ha sido una edición para un momento de recortes económicos y organizativos. Ha habido uniformidad, un tono medio, entre la oferta artística presentada por las galerías. Tal vez menos valor y variedad en las obras, que, sin embargo, recoge una muestra de las tendencias más atractivas para el coleccionista del panorama internacional, que sin duda no se ha visto defraudado por la posibilidad de satisfacer sus gustos.
La fuerza, la vitalidad del arte contemporáneo con sus imágenes en distinto soporte, continúan impresionando no sólo a los coleccionistas, sino al público aficionado en general. Somos testigos de un resurgir de la pintura y de un descenso de la fotografía, que de todas formas sigue llenando las galerías.
Las inquietudes del mundo actual se ven reflejadas en las obras que hemos contemplado: la guerra contra el fanatismo islámico, el contraste entre la riqueza y la pobreza, la publicidad, la explotación y violencia sexual, etc. Es el año de la polémica religiosa por las obras expuestas de Eugenio Merino, una de ellas representado un rabino de pie encima de un sacerdote de rodillas sobre un musulman orando. También de las piezas escultóricas que aluden a la muerte, es decir esqueletos en las más variadas formas. Arco, por tanto, cita comercial, artística y social no nos ha dejado otra vez indiferentes.

UN VIAJE POR EL AMOR Y LA MUERTE

The Road, la película dirigida por John Hilcoat, y basada en la novela homónima de Cormac McCarthy, plantea un reflexión personal sobre la condición humana. En élla, el mundo ha sido arrasado por un cataclismo. Terremotos e incendios asolan la superficie terrestre. Un frío y lluvias constantes han extinguido la mayoría de los animales y las plantas. Las grandes ciudades, las vías de comunicación han sido destruídas. La naturaleza parece haberse rebelado sin piedad.
Un padre (Viggo Mortensen) y su hijo huyen de esta desolación, buscando el mar, el sur para poder sobrevivir. En el camino tienen que sortear a los hombres "malos", convertidos por desesperación en caníbales. De esta manera, en el film hay una perspectiva moral, impregnada de religiosidad, que apuesta por la supervivencia basada en el respeto entre los seres humanos, en la fuerza del "fuego" que cada uno lleva en su interior, que le permitirá no sucumbir a la muerte.
Otro aspecto describe la importancia del amor carnal, añorado por el protagonista en sucesivos flash back de antes del cataclismo, que opone el color del pasado y la oscuridad del presente. Un amor propio, esencial entre el hombre y la mujer, que configura, así, la estructura básica de la sociedad, de la felicidad y del futuro.