AMOR EN NUEVA YORK

La película TWO LOVERS, dirigida por James Gray gira entorno a Leonard, un joven con un transtorno mental que le lleva al suicidio. Tras el último intento frustrado vuelve a casa y se encuentra con la joven, Sandra, hija de un empresario judio, con el que su padre pretende fusionar su negocio de tintorería, y con la que quieren que se comprometa. Es una de las dos amantes a las que alude el título de la película. La otra, Michelle, interpretada por Gwyneth Paltrow, es una vecina que acaba de llegar a su edificio, y que tiene una dificil relación con un hombre casado, por la cual le va a ofrecer su amistad y le va a pedir ayuda. Esto hace que surga el amor en Leonard, que tendrá que elegir entre las dos mujeres y lo que representan, por una lado, la mujer soñada y por otra, la seguridad de una relación para toda la vida, creada por su entorno familiar y cultural. El protagonista prefiere a la primera, pero las circunstancias le determinarán hacia la atractiva, pero menos mundana, Sandra.
Más importante que el guión de la película, una historia hasta cierto punto común, es la mirada personal con la que está llevado a la pantalla. Sobresale  la serenidad  y la  sobriedad que transmite el ritmo narrativo y el  tiempo utilizado por el director. Las imágenes para captar los interiores y los exteriores de las calles de Nueva York en invierno se caracterizan por un color  y una luz apagada, sin lujos en la ambientación, que intentan y lo consiguen hacerlas próximas al espectador. Todo ello unido a las brillantes interpretaciones de los actores  sobre todo de Joaquín Phoenix, en el papel de Leonard, refuerzan el vigor estilístico del director, que evoca el cine clásico norteamericano por su sencillez  y a la vez elaboración precisa.


MONET Y LA ABSTRACCIÓN

La exposición MONET Y LA ABSTRACCIÓN, que se desarrolla en el Museo Thyssen-Bornemisza y en la Fundación Caja de Madrid, del 23 de febrero y el 30 de mayo, muestra una perspectiva nueva de la incidencia del pintor impresionista en la evolución de la pintura en el siglo XX. Las últimas obras de Monet, sobre todo la serie de los Nenúfares, influyeron  decididamente en el Expresionismo Abstracto norteamericano y en el informalismo europeo después de los años cuarenta.
Otro aspecto positivo para el estudioso de la Historia del Arte o el docente en la materia, es el número de obras de Monet de última etapa, que se exponen. También, de obras de los pintores que recibieron su influencia, especialmente de los grandes nombres del expresionismo abstracto norteamericano, escasos en las colecciones españolas. Es un verdadero placer contemplar las obras de Lee Krasner y Jackson Pollock, o las de Willem de Kooning y Clifford Still, donde la influencia de Monet, su forma y sentido de aplicación del color queda al descubierto. Lo mismo se puede decir de la incidencia en la pintura de Mark Rothko, Adolf Gottlieb, Esteban Vicente y Cy Twombly.
La exposición se divide en diferentes apartados: Brumas y Variaciones, Efectos de Luz, Reflejos y Transparencias, Contrastes de Formas, Pinceladas y Gesto, todos muy acertados. Destacan los dos últimos, por la calidad de las obras escogidas y su combinación en los espacios en los que se muestran. Explosión de colores en espacios relativamente pequeños para grandes y singulares obras.

EROTISMO E HISTORIA

La última película de Julio Medem, Habitación en Roma, cuenta la relación homosexual que entablan dos mujeres en la noche antes de partir de Roma, a la que habían acudido en un viaje de trabajo una, y otra como regalo de bodas. Las imágenes, centradas en los cuerpos desnudos de las protagonistas, muestran una intensa carga erótica a lo largo de todo el tiempo que transcurre la acción, desarrollada en el espacio de la habitación de un hotel.
Juega un papel relevante las alusiones a la Historia y al arte pictórico y escultórico de la Ciudad Eterna,  contemplada desde la terraza, o el que decora las paredes y los muebles donde se encuentran como estímulo a la comunicación y al erotismo de las dos protagonistas.
La verdad de Alba, ingeniera española y lesbiana, o la de Natasha, estudiante de historia del arte rusa, que va a casarse, se va desvelando progresivamente a lo largo de la noche y en el bello amanecer de Roma. Llama la atención la gran interpretación de la masculinizada Elena Anaya, que tiene que hacer frente a un enérgico personaje rico en matices.
Las angulaciones extremas de la imagen y el juego que se establece entre la visión por satélite del buscador Bing, y la normal de la narración, son manifestaciones del peculiar estilo del director. El color y la luz que emplea la fotografía no es el natural, sino más apagado, oscuro, crepuscular, que evita la banalización del desnudo y refuerza el carácter pasional del encuentro sexual.
La película quiere ser expresión de la cultura del mundo globalizado, porque las dos protagonistas viven en circunstancias y entornos completamente diferentes, pero unidos, como si no lo fueran por el amor, y donde se utiliza el inglés como idioma de comunicación, y en menor medida, el español, el ruso y el italiano, con un fragmento en euskera, tal vez uno de los mejores recursos narrativos del director. Al fondo, marcando el ritmo de la película una  atractiva canción que repite el estribillo, loving strangers.

METÁFORAS SOBRE LA MUJER

La película Fish Tank (Acuario), dirigida por la directora Andrea Arnold, es un merecido Premio del Jurado en el pasado festival de Cannes, que sorprende por su original perspectiva en retratar un momento en la vida de una quinceañera problemática, expulsada del colegio, que vive con su hermana pequeña y su madre en un bloque obrero en el extrarradio de una ciudad inglesa. Lo que más desea es trabajar como bailarina de rap y para ello le ayuda el nuevo novio de la madre con el que tendrá una relación intensa, impropia, que provoca su huída, lo que le lleva a descubrir que es un hombre casado, que les ha engañado a las dos.
Sobresale la simplicidad y realismo en el tratamiento de las imágenes, del lenguaje cinematográfico, la enorme sensibilidad en la composición de los planos y secuencias, a pesar de la dureza que transmite el entorno social de la protagonista.
Resulta un acierto la elección de la actriz no profesional, Katie Jarvis, en el papel de Mia, al lograr mostrar sin muchas palabras, la autenticidad requerida por el personaje, una chica adolescente que busca descubrir y expresar su amor, y otros aspectos de sí misma y de la sociedad que le rodea.
 La musica rap, incluso en el tema central de la película, una versión del célebre California Dreaming de los años sesenta, completa esta bella metáfora sobre un estanque contaminado de peces confiados que son presa fácil para cualquiera que los quiera pescar sin mucho esfuerzo.