FEDERICO FELLINI COMO ARTISTA


Una interesante y completa exposición sobre el director italiano Federico Fellini se puede disfrutar en el Caixaforum de Madrid hasta diciembre de 2010. Sam Stourdzé es el comisario de la misma y el autor del texto de la pequeña guía bilingüe, castellano e inglés,  bajo el título Fellini o la fábrica  de imágenes. Toda la muestra se divide en pequeños capítulos sobre la obra cinematográfica y artística del director, las principales películas, y la actividad como dibujante de cómic, siguiendo un orden cronológico y temático. Así, se aborda su preferencia por los personajes grotescos, o la importancia  de determinados actores como su mujer, Giuletta Masina, y Anita Ekberg, o Marcello Mastroiani, como su alter ego.
Los distintos aspectos de su faceta creativa son tratados. Si empezó como dibujante, pronto llegaría a trabajar como guionista y colaborador con el director Roberto Rosellini. La carrera cinematográfica evoluciona de una etapa próxima al neorrealismo hasta volcarse en la expresión de su personalidad, de su estilo, de sus sueños y obsesiones, especialmente desde los años sesenta. La expresión de esta personalidad creativa a través del  lenguaje cinematográfico es lo más importante en él. Se emparenta de esta manera con otros grandes directores italianos como Antonioni o Pasolini con los que colaboró.
En la exposición queda claro su exhaustiva preparación de cada película, desde los actores hasta el vestuario, pasando por el sonido. Se supo rodear de colaboradores extraordinarios como Nino Rota que creó sus más importantes bandas sonoras. Le gustaba trabajar en el estudio, más que en escenarios naturales, para controlar todos los aspectos del rodaje mejor, y doblar a los actores, más que el sonido natural.
La película a la que se dedica mayor atención, por su importancia, es La Dolce Vita, Palma de Oro del Festival de Cannes. Queda demostrado el origen de algunas secuencias en la realidad que vivía Italia a finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta, la revolución de las costumbres y la importancia de la imagen fotográfica y de los medios para conseguir la fama.
Fue un director de cine muy premiado si nos fijamos en los Oscar recibidos, pero no sobrevalorado. Para el espectador atento después de ver esta importante exposición, perdurará tal vez una idea diferente, surreal, mejor y más completa, de la que tenía sobre este creativo director italiano, próximo al mundo de los sueños, al mundo del circo, de la fiesta popular, al inconsciente colectivo, al suyo propio.

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