LA HISTORIA COMO CIRCO

BALADA TRISTE DE TROMPETA, escrita y dirigida por Alex de la Iglesia es una película merecedora de los premios a la mejor dirección y guion en el pasado Festival de Venecia, y tal vez la mas relevante en España durante este año, desde luego, digna del presidente de la Academia de Cine. Engancha desde principio a fin con su estilo personal que aquí llega a sus mas altas cotas de humor negro y atención por lo grotesco.
Está ambientada en el franquismo del cual hace un original retrato. Arranca en plena Guerra Civil cuando en el fragor de la lucha y la represión, una serie de personajes de un circo son enrolados en la guerra. Descendiente de uno de ellos encarcelado después de la misma, es uno de los protagonistas de la película Javier, que se convertirá en el payaso triste de un circo siguiendo el ejemplo de su padre. Sin embargo, allí se encontrará con Sergio, otro payaso, en este caso violento, que maltrata a su atractiva mujer, la trapecista del circo llamada  Natalia. La lucha, la locura, se desatará entre ellos por el amor o la posesión de la misma, que durará toda la película. 
Lo mejor, la imbricación con la historia de España desde la Guerra Civil hasta la muerte del almirante Carrero Blanco al final de la misma, reforzada por la acertada ambientación, principalmente en los años setenta. Observamos la represión y violencia de la guerra entre los dos bandos, contra los vencidos; al propio general Franco y su negra corte de militares, en las propias imágenes de la película y con secuencias de la televisión de la época, no desde una perspectiva histórica estrictamente, sino del público, del televidente que comprendía la situación del país por los medios de comunicación controlados por la dictadura. 
Muestra una perspectiva personal del propio director que interpreta aquella época con lo que él podía captar como un niño que era en aquél tiempo. Un niño que dialoga con los personajes de la televisión y el cine de finales de los sesenta y comienzos de los setenta, con la música y el cantante Raphael, una de cuyas canciones da título a la película.
De todas las maneras, Alex de la Iglesia, la confronta con la perspectiva histórica, desde el punto de vista documental, incluyendo imágenes originales y desarrollando la idea de la superación de aquél conflicto fratricida en clave de metáfora, de payasada, porque su prolongación lo único que conduce es a la destrucción de aquello que más desean o aman, la libertad y la felicidad. Para ello ha transcurrido el tiempo, y hay que superar o reinterpretar los viejos símbolos de aquél enfrentamiento como el Valle de los Caídos construido sobre la memoria de sus víctimas.

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