REALISMO FANTÁSTICO

EL EXTRAÑO CASO DE ANGÉLICA, es la última película realizada por el veterano director portugués, Manoel de Oliveira. Cuenta la historia de un joven fotógrafo judío que es llamado de urgencia por una rica familia para captar la imagen de Angélica, recién fallecida, para conservar mejor la memoria de su bella imagen y su recuerdo. Mientras revela y elabora las fotografías captadas, le va perturbando la imagen de la joven señora, hasta el punto de provocarle una terrible enfermedad espiritual que le impide dormir, un amor loco que le lleva hasta su propia muerte. Al final de la película, el alma del fotográfo y de la sonriente Angélica, desaparecen juntos del mundo material.
El director valora en el fotógrafo, Isaac, que se presta a captar la imagen de la fallecida y fotografiar a los trabajadores que cavan con esfuerzo la vides, a la manera tradicional golpeandola con fuerza humana frente a las máquinas, una mundo que desaparece. El realizador presenta esta intención como un estimulo formal para expresar una forma de entender la belleza, de hacer cine. Une por tanto, una cierta añoranza por un tiempo casi perdido, captado desde una individualidad artística, y un estilo de hacer cine, sencillo, sobrio, y a la vez magistral. Valora la palabra elemento esencial de la comunicación humana. La naturaleza primigenia, el paisaje agrícola esencial que le rodea. El fluir de las aguas del río Duero como la vida que pasa sin detenerse. También la música, los cantos tradicionales de los jornaleros, o la armonía del sonido del piano, según Chopin, interpretado por la portuguesa, Joao María Pires.

J. H. LARTIGUE, FOTOGRAFÍAS

Paris. 1905


Caixa Forum de Madrid dedica una completa exposición al fotógrafo francés, Jacques Henri Lartigue (1894-1986), titulada UN MUNDO FLOTANTE. El conjunto reune obras de todas las épocas con especial predilección por aquellas captadas siendo adolescente, joven, muy a comienzos del siglo XX. Descubrimos através de ellas la genialidad de este artista desconocido durante gran parte de su vida.
Fue un fotógrafo precoz. Su padre le regaló una cámara con ocho años y desde entonces no paró de realizar fotografías hasta su muerte con una intención de guardar en la memoria las imágenes de su vida, de la niñez, de sus mujeres, de las interminables vacaciones en la costa vasca o mediterránea. Quería captar la felicidad infinita de la vida, frenar y comprender el paso inevitable del tiempo. Además fue un coleccionista de las fotografía hechas por otros autores. Paralela a esta actividad conservada en más de un centenar de álbunes, escribía unos diarios de que daban cuenta del fluir de la vida. Al final de la misma reunió un legado de más de doscientas mil fotografías, que son testimonio de una generación, de una sociedad pasada que prevalece en la memoria.
La exposición arranca con una imagen suya con ocho años llevando en la mano una cámara fotográfica esteotoscópica en la que aparece él, su madre y su abuela, hecha por su padre, un rico industrial aficionado a la fotografía. La segunda, con la misma edad, la hizo él de sus propios padres. Llama la atención que la mayoría de las fotos por lo menos hasta los años treinta fueron realizadas por cámaras esteotoscópicas, sobre negativos de vidrio de tal condición. La exposición reune copias modernas sobre los antiguos originales, algunos de ellos se pueden ver también en forma binocular. Un apartado reducido presenta un grupo de vintages, originales de la época.
Lo más llamativo de este autor es su pretensión de captar el movimiento. Era un gran aficionado a los deportes y las carreras. Logra dejar a las figuras nítidas en pleno movimiento, una técnica que conoce ya desde la niñez. También posee una extraordinaria sensibilidad que se descubre cuando capta la belleza femenina o los primeros planos de familiares. Entiende la fotografía como una imagen instantánea. Huye por tanto de la experimentación que no se haga con la propia cámara. Empezó a utilizar la fotografía en color desde muy temprano que abandonó por su excesiva elaboración. 
Finalmente destacar dos aspectos de este autor. Por una parte, la sensación de inquietud, que proporcionan las imágenes que fotografiaba cuando él era apenas un adolescente en la avenidad del Bois de Boulogne, mujeres con ricos vestidos paseando, sorprendidas por su cámara, en general, todas estas primeras imágenes en las que este autor tiene ya una mirada muy actual de un mundo todavía decimonónico. Una modernidad que resalta más cuando fotografía la intimidad familiar. Por otra parte, la sensación de placidez, equilibrio y simplicidad que transmiten las imágenes de playa, veraneo, que expresan la intención constante del autor de mostrar la felicidad y la belleza infinita de vivir.

MUJERES FUERTES

Por encima de mi cadáver. Mona Hatoum
Considero que la exposición HEROÍNAS, en el Museo Thyssen y en la Fundación Caja de Madrid, es una de las más acertadas de la temporada. Representa un conjunto de obras de arte, principalmente pinturas sobre la mujer fuerte, activa, independiente, creadora y triunfante, una iconografía que sirve de estimulo, de empoderamiento, según se informa al visitante, para las propias mujeres, en la lucha por la igualdad frente al hombre.
La exposición sigue un orden temático en torno a una doble división, el poder físico de las heroínas y el espiritual. Resultan un total de once apartados, siendo el primer tema, Sólas, sin duda, la característica más esencial de la mujer independiente o heróica, donde se combinan obras de diferentes época, creadas en la tradición patriacal, con alguna de una artista contemporánea, aspecto que se repetirá en los demás. En este primer apartado observamos la estupenda  elección del cuadro de Edwar Hopper, Habitación de hotel, 1931.
A lo largo de la visita observamos a la mujer cariátide, ménade, atléta, amazona, maga, mística, lectora o pintora, representada en los más variados soportes del óleo, fotografía o video, todo un lujo que combina a los más renombrados artistas masculinos y femeninos. La mirada del arte clásico siempre fue patriarcal, masculina que desvelaba através de su deseo, esa fuerza independiente. La desconfianza o sospecha frente a la mujer, destructora, fatale, maga, virgen o santa. El visitante puede disfrutar ante obras de Caravaggio, Rembrandt, Goya, Degas o de artistas contemperáneas como Mona Hatoum, Marina Abramovich y Julia Fullerton-Batten.
Este conjunto de obras se centran, así, en la imagen de la mujer independiente y autónoma, libre, bajo la dominación patriarcal, entendida como una perspectiva que transmuta el deseo masculino, que enriquecen las miradas contemporáneas más igualitarias ante esa diferencia de género, todo un contrapunto visual, cultural muy adecuado en la exposición. Hay por tanto un antes y un después según el paso del tiempo, de la historia, de la cultura, en la forma de entender a la mujer, de mostrarse según el arte.
Destaco, finalmente, el último capítulo titulado pintoras, un extraordinario conjunto de cuadros, que tal vez, nunca veremos reunidos, de autorretratos, donde se unen los roles, de modelo, el tradicional, y el de autora, antes generalmente dedicado al hombre. Disfrutamos de un grupo especial ya que son escasas las artistas que la historia del arte nos ha dejado como ejemplo.

FOTOGRAFÍA OBRERA

Portada de la revista AIZ, de Tina Modotti
El Museo Centro de Arte Reina Sofía presenta la exposición titulada, Una luz dura, sin compasión. El movimiento de la fotografía obrera, 1926-1939, sobre la historia de la fotografía documental proletaria de carácter amateur, que tuvo su origen en revistas comunistas de la URSS y de Alemania, promovidas por Willi Münzenberg y Mikhail Koltov. Si por un lado pretendían reflejar el movimiento obrero revolucionario con un tono épico, triunfante, por otro, su objetivo era mostrar sin compasión, la fealdad de la miseria y la explotación de la clase trabajadora como una denuncia a la sociedad y un estímulo para su cambio.
Esta experiencia sería breve en los dos países por cuanto terminaría una, en 1932 con el primer plan quinquenal, y la otra con la subida de Hitler al poder en 1933, pero frutífera por cuanto su ejemplo se extendería por Europa y América, en esa época convulsa de enfrentamiento ideológico y político entre los grupos sociales, entre las naciones. De esta  manera el espectador puede contemplar ejemplos en Praga, Austria, Hungría, Holanda, Austria, Norteamérica, Bélgica y Gran Bretaña. A los que se sumaron fotógrafos de toda condición, algunos de ellos esenciales en la historia de la fotografía.
La aprobación en julio de 1935 en el VII Congreso de la Internacional Comunista de desplazar la confrontación entre clases sociales por la alianza frente al auge del fascismo, lo que daría lugar a la constitución de los frentes populares, marca una nueva etapa en la historia de la fotografía proletaria, debido a que esta va a reflejar la vida popular bajo el mandato de esta unión sobre todo en París, que se convertirá en el destino de los fotógrafos emigrados de Centroeuropa, como Robert Capa, Kertész, Brassaï, David Seymour o Gerda Taro.
Una último apartdo se abre con el estallido en julio de 1936 de la Guerra Civil española. Allí van a converger todo el fotoperiodismo obrero al servicio de diferentes revistas internacionales, donde la iconografía épica del Frente Popular se transmuta en una imagen de derrota y muerte del proletariado revolucionario, según nos informa el programa del museo. De los archivos de la Administración y el de la Generalitat, se exponen fotos no muy difundidas del horror de los bombardeos rebeldes contra la población civil en Madrid y Cataluña.
El montaje de la exposición sigue esta línea cronológica y temática combinando fotografías originales en las paredes del recorrido con vitrinas de las revistas donde se publicaban según los distintos países y épocas. Se incluyen además cortometrajes documentales y carteles de fotocomposiciones que ilustran este periodo histórico agitado, origen de la fotografía contemporánea.

LA PINTURA DE JEAN-LÉON GÉRÔME

El bardo africano
El Museo Thyssen de Madrid dedica una exposición al pintor francés, JEAN-LÉON GÉRÔME (1824-1904 )en la que podemos disfrutar de un bello conjunto de pinturas y esculturas del autor. Su estilo parte de la influencia de Ingres por la preminencia del dibujo y la precisión del detalle, a partir del cual construye su aportación individual dentro del academicismo. El recorrido de la exposición muestra su trayectoria personal que supera tal etiqueta centrándose en el mundo griego, en la pintura de historia, del mundo antiguo hasta el siglo XIX, donde plasma su admiración por el reinado del rey Luis XIV o el imperio napoleónico. También, representa con verdadero interés etnográfico, un gusto romántico por lo oriental, por las costumbres y la estética musulmana, que tanto sedujo en su época.
La técnica del autor se centra en la captación precisa de la imagen representada con un extraordinario conocimiento del color y de la luz, que hacen que su pintura sea muy atractiva al espectador. De hecho fue uno de los pintores franceses más famosos de la época. Avanzada su trayectoria establece un diálogo entre la pintura y la escultura, al representar la primera al artista en el taller esculpiendo. Este medio plástico le sirve para plasmar en distintos materiales la figura femenina de cuerpo entero, desnuda o en retrato de busto. Un motivo que simboliza en un cuadro de este periodo final, la verdad, saliendo enfurecida de un pozo. Finalmente, destacar la importancia de la fotografía tuvo en su pintura de la que se valió para reforzar el realismo y la veracidad de las ambientaciones.

MADRID FOTO 2011

Entre el 5 y el 8 de mayo se celebra en Madrid la III Feria Internacional de Fotografía, convertida ya en una cita específica para la exposición y venta de fotografías. Este año reune un conjunto de más de cuarenta galerías, cifra mayor que la pasada edición, aunque todavía modesta, si lo comparamos con el número de galerías y obras que maneja por ejemplo Arco. Resulta de todas las maneras atractiva para el comprador por cuanto puede adquirir principalmente ejemplos de los más relevantes fotógrafos españoles contemporáneos, desde precios asequibles.
También, para los aficionados a la fotografía, ya que pueden disfrutar de la contemplación de un conjunto de imágenes y entrar en contacto con artistas y expertos relevantes del medio. Todo ello se completa con una serie de mesas redondas donde se reflexiona sobre la  fotografía con distintos puntos de vista: el coleccionismo, las redes sociales e Internet, y la moda.

MIEDO AL PASADO




En NO TENGAS MIEDO, el director Montxo Armendariz aborda el problema de los abusos sexuales en la infancia, a través del personaje de Silvia, durante tres etapas de su vida: cuando es niña de siete años, adolescente de catorce y joven de veinticinco. Como sucede en gran número de casos de este tipo, la persona que los comete, está próximo a la familia o es un miembro de ella. En este caso es el padre interpretado por el actor Lluís Homar.
El relato cinematográfico es sobrio, preciso, alusivo, más que explícito, sobretodo verbalizado según transcurre la película, que se centra más en el personaje individual de Silvia, su sufrimiento interior, que la propia acción exterior a la misma. Si ella va somatizando tales abusos según se hace mayor, manifestando sus problemas psicológicos causados por los mismos, nosotros los contemplamos desde su personaje. Ella es la  protagonista y determina la narración que llega al público: la soledad, el trastorno de comportamiento que arrastra, la incomprensión y ocultación de la propia madre, que supo todo desde el principio pero prefirió irse del hogar.
La narración se ve interrupida por la exposición de distintas víctimas de sus casos de abusos en una sesión de terapia en la que se sitúa a la propia protagonista y que el espectador descubre al final de la película, cuando ella ya es una joven que busca su independencia personal y afectiva, y se encuentra con un problema que le atemoriza abordar, le ha destrazado su personalidad y su vida, como un cristal roto en múltiples fragmentos que son difíiciles de recomponer.
Silvia consigue la estabilidad y el equilibrio personal superando el miedo que le causan los abusos del pasado, las circunstancias que le rodearon, la convivencia larga con el padre, la separación de la madre, al enfrentarse a ellos, al ponerlos al descubierto. Ella confiesa a su madre que su padre fue su primer amante. Solo de esa manera deja a atrás a la niña solitaria y atormentada de pelo largo rubio que transforma por otro más oscuro y cuidado de la joven segura con proyección de futuro, uno de los símbolos de la película, junto con la música, de la cual la protagonista es intérprete, como expresión del dramatismo interior de las imágenes.