EL TRIUNFO DE TODOS

WIN,WIN. Ganamos todos, dirigida por Tom McCarthy retrata en forma de comedia dramática la vida cotidiana y el deporte escolar en una típica zona residencial de Estados Unidos. En tiempo de crisis económica todas las personas intentan conseguir mejorar sus ingresos como le sucede a Mike Flaherty, que dirige un modesto bufete de abogados venido a menos que encuentra en un jubilado con demencia senil y no se puede localizar a su familia, la manera de mantener su nivel de vida al convertirse en su tutor a cambio de ingresar los beneficios de su fondo de inversión.
Una decisión poco ética que modificará la vida cotidiana de un grupo de personas. Para el honesto, Mike, magníficamente interpretado por Paul Giamatti, y su familia, cuando tengan que alojar al nieto del anciano, Kyle, joven adolescente que huye de su madre exdrogadicta, y cuidar, con la sorpresa, que si es un mal estudiante, es todo un ganador de lucha libre. Coincide que Mike es entrenador voluntario en el instituto del barrio de este deporte. Al final, la hija díscola y Kyle, descubren la argucia legal para hacerse con los ingresos del abuelo, pero todo se resuelve llegando a un acuerdo. El abogado le pasará los intereses del fondo a la madre, y seguirá cuidando a Kyle y al anciano de manera desinteresada, porque ha surgido un cierto afecto, una cierta solidaridad y compromiso entre ellos.
Lo social y humano se sobrepone a que prime el interés económico en época de crisis. El triunfo de la ética en la vida cotidiana frente a la pura competitividad, que si es buena para el deporte, ya sea la lucha libre u otro deporte, no lo es para el comportamiento habitual. Lo importante así, es participar, ganar y vivir todos de manera equilibrada. Es la mejor solución cuando la necesidad económica acucia a todas las personas, frente a la búsqueda del éxito despiadado o el excesivo interés individual, que acrecientan las consecuencias de esta crisis.

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