ARTE SOVIÉTICO

Futuros aviadores. 1938

La Fundación Juan March de Madrid, con el título, Aleksandr Deineka (1899-1969). Una vanguardia para el proletariado, expone hasta el 15 de enero arte soviético de la época de Stalin. Gira entorno a la obra pictórica y gráfica de este artista, principal figura del realismo socialista, en el que encontramos carteles, ilustraciones para revistas y libros, fotografías, documentales, y archivos sonoros. 
La exposición arranca con obras emparentadas con la vanguardia constructivista. Aleksandr evolucionará de ella hasta configurar un estilo totalmente inmerso en transmitir los ideales y aspiraciones de progreso de la clase proletaria en el régimen soviético. El arte y el tiempo se encuentran más unidos que nunca. La revolución necesita al primero para reflejar los avances y los cambios del planteamiento socialista. Lev Troski afirmaría que arte e industria o naturaleza son lo mismo. La nueva estética se aparta de la abstracción y llega a ser realista. De todas formas, cierto gusto que inició la vanguardia, sobre todo en el campo del cartel, mezclando fotografía y dibujo, la disposición del diseño se mantendrá.
La pintura de Deineka es figurativa, prototípica, neoclásica, que valora  la corporeidad de las figuras. La que mejor representa la utopía soviética, de hombres y mujeres comprometidos con nuevos ideales, en pleno trabajo, haciendo deporte, pues nos dice un cartel que puede que no llegues a ser un atleta, pero tienes que ser un deportista. La belleza de su pintura se centra en la representación de los cuerpos de hombres, mujeres y niños, muchas veces desnudos, que son felices con un gran interés por la luz solar cálida, como si todo fuera unido. Sin embargo, el propio pintor en una de sus frases recogidas en la exposición afirmaria que a pesar de la luminosidad de sus cruadros, el sol brillaba por su ausencia en esta época.
El visitante de la exposición puede hacerse una idea del régimen estalinista no solamente con las obras gráficas y pictóricas, sino también con los archivos sonoros, donde se pueden oir las voces originales de sus dirigentes o su himno. Resulta significativo el espacio oscuro, con paredes de color negro y claraboyas con pinturas que representan los mosaicos del metro de Moscú, diseñados por Deineka. Una autética manifestación del éxito de la nueva política e ideología. Los ciudadanos, los proletarios tienen que trabajar con el mayor esfuerzo posible para cumplir las obligaciones del estado, pero en unas condiciones de máximo confort cotidiano. Lo que se pretendía era que el progreso ya que es protagonizado  por el trabajo ineludible de los trabajadores, fuera compensando con  el lujo o la calidad de vida que sólo unos  pocos tenían en el sistema capitalista.

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