POESÍA SOBRE LA VIDA

Terence Malick crea una transcendente reflexión sobre el significado y el sentido de la vida para el ser humano en la película, EL ARBOL DE LA VIDA (The Tree Of Life). La concibe desde la historia dramática de una familia en los años cincuenta que pierde a uno de sus tres hijos. Si los padres se han esforzado al máximo por darles todo el amor, la educación y los cuidados posibles, no comprenden, cómo pueden perder a uno de ellos, porque éstos son lo único que tienen en el fondo, su mayor creación y desarrollo. Este desgarro por la pérdida del hijo es el motor poético del que se vale el director para construir su última obra.
La muerte es incomprensible para el ser humano tras la belleza de la vida y el amor. No se entiende si sobre todo la padece una persona joven. La Biblia la justifica en la voluntad divina, que por serlo, puede resultar justa e injusta. La película llega a convertirse de esta manera en una auténtica plegaria, una oración por el dolor ante la ausencia.
Por otra parte, el ser humano pertenece a la naturaleza en sentido amplio, al Universo, que es inmenso en su historia, desde su origen como podemos contemplar si observamos el espacio infinito, los planetas del sistema solar, o la fuerza de las cascadas, el fondo del mar, los desiertos o los parajes inhóspitos que no han sido dominados por él. La muerte, así, no es más que un estadio más de la vida, de la dinámica global de la Naturaleza, de la materia.
Toda esta significación se cuenta con un estilo desbordante de imágenes y movimientos rápidos de cámara. Se ha afirmado que es un estilo impresionista porque no hay una estructura narrativa que ordene toda la película, más bien unión de secuencias que a veces tienen una hilación que forman un todo coherente desde la perspectiva poética. Desde un simple argumento hasta la creación de una gran reflexión que abarca distintos temas sobre el ser humano.
Impresionista también es la película por su valoración de la luz, del gesto de la interpretación de los actores en relación con ella, con la naturaleza. El director repite una y otra vez la captación de la luz del atardecer, del contraluz. Nada mejor en la película, porque el color resultante deslumbra al espectador. La película busca transmitir un conjunto de emociones transcendentes a través de la belleza de las imágenes y lo consigue hasta perdurar en la memoria. La música juega un papel fundamental como complemento, de fondo o interpretada dentro por los actores.
Merecida Palma de Oro en el último Festival de Cannes a una auténtica obra de arte demasiado experimental para el público que sólo busque el entretenimiento, porque a pesar del ritmo y los movimientos rápidos de cámara que imprime el director, puede hacerse larga en el metraje. Poesía y belleza pura transmitida también por los actores, famosos como Brad Pitt o Sean Penn, o por los desconocidos, todavía niños, de los que el director saca todo el partido a su fotogenia, a la expresividad de sus cuerpos y sus miradas en primer plano o en planos generales valorando el espacio que les rodea, urbano o natural.
Finitud e infinitud, Dios o la Naturaleza imponen al ser humano el trágico final de la muerte cuando ha conocido la vida, la belleza y el amor, que le hace inmortal.

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