SOBRE LA GUERRA DE IRAK

El director Ken Loach y el guionista  Paul Laverty tratan las dramáticas consecuencias de la guerra de Irak en la población civil en la película ROUTE IRISH, cuyo título alude a la carretera que une la zona verde de Bagdad y el aeropuerto. En ella muere un mercenario, un soldado de seguridad privada llamado Frankie el año 2007 en unas circunstancias que hacen pensar a su amigo Fergus, que sirvió en las fuerzas especiales británicas y luego también mercenario o contratista, que fue un asesinato.
La película se inicia y termina con el mismo plano, el discurrir de las aguas del río Mersey en Liverpool. Entre ellos, el funeral de Frankie, la investigación de su muerte a partir de la imágenes grabadas por un móvil que arrojan luz sobre las causas de la misma, los recuerdos de su amistad que se remontan a la juventud, la violencia compartida en la guerra, en distintos flash back, la venganza contra los supuestos causantes de su muerte, directos e indirectos, y finalmente, el suicidio del protagonista.
La guerra de Irak no terminó con su final oficial, sino que se hizo todavía más violenta contra la población civil después durante el enfrentamiento entre las distintas facciones en el que había quedado fragmentado el pueblo iraquí. Primero fue la violencia llevada a cabo por los soldados norteamericanos y británicos para controlar la situación una vez depuesto el dictador, luego la que realizaron cada vez más, los ejércitos privados contratados para mantener la seguridad de los proyectos empresariales de reconstrucción amparados en la Orden 17, que les daban libertad de actuación sin ningún respeto por los derechos de la población.
El director Ken Loach fiel a su estilo narra con gran verismo, en el que incluye imágenes reales, la violencia gratuita engendrada por el conflicto iraquí que llega a convertirse en un drama individual que afecta a las víctimas y a los propios ejecutores de la misma, que todavía perdura, en una región, Mesopotamia, considerada como la cuna de la civilización, de la Historia.

ENTRE EN CINE MUDO Y EL SONORO

La película francesa, THE ARTIST, escrita y dirigida por Michel Hazanavicius es todo un homenaje al arte cinematográfico. Ambientada a finales de los años veinte y comienzos de los treinta cuando el cine mudo da paso comercialmente al cine sonoro, entre el fin de los felices años de desarrollo económico y el comienzo de la Gran Depresión, cuenta como el famoso actor George Valentin, protagonista de numerosas películas, deja de hacerlo por la aparición del sonido, que requiere nuevos actores con otra forma de interpretación menos gesticulante y más apoyada en la voz.
Después del Crack de la bolsa en 1929 y el fracaso de su primera película como director, Valentin se sume en el alcohol y la desesperación. Se rompe su matrimonio y sus bienes son subastados, hasta llegar casi al suicidio. Mientras una joven actriz, Peppy Miller, a la que introdujo en Hollywood, y que desde que le conoció, se enamoró de él, le ha tomado el relevo como actriz protagonista de las numerosas películas sonoras que se hacen, alcanzando la riqueza  y la fama que él perdió. De esta manera, desde su posición, ayudará a salir del drama en el que vive a Valentin, su gran amor, para volver a demostrar sus cualidades artísticas.
La interpretación del personaje de Valentin por el actor Jean Dujardin le supuso el merecido Premio al Mejor Actor en el pasado Festival de Cannes, del que no desmerecen las demás interpretaciones de la película, como la de la actriz Bérénice Bejo en el papel de Peppy, o la del actor, John Goodman, como el productor. También resulta curiosa la intepretación de la mascota del protagonista, que acompaña a éste constantemente, incluso interviene en las películas. Solamente le falta hablar, como a su dueño, que maneja todos los recursos del gesto, pero sin poder comunicarse con palabras.
La película trata por tanto de los actores utilizando el cine dentro del mismo. El espectador disfruta de una película toda ella muda, en blanco y negro, que a su vez recoge escenas de cine que ven otros espectadores en salas de aquella época o momentos de los rodajes. La propia película se convierte en sonora en breves momentos cuando el protagonista tiene una pesadilla referida al nuevo cine sonoro, o al final, cuando éste y Peppy ruedan de nuevo.
La puesta en escena resulta muy cuidada hasta el más minimo detalle en la decoración, las arquitecturas, los paisajes urbanos y el vestuario. A ésto se añade el blanco y negro lleno de la luz de California y el gusto en la composición de los planos, configurando imágenes de extraordinaria belleza, que dejan sin importancia la carencia de sonido, y concentran la atención y la admiración del espectador en el propio lenguaje cinematográfico.

IMPRESIONISMO FEMENINO

En el baile. 1875
Pequeña exposición, pero significativa que organiza el Museo Thyssen con el nombre de BERTHE MORISOT. La pintora impresionista, la primera monográfica dedicada a esta artista, en la que se exponen sobre todo un conjunto de pinturas, dibujos, pasteles y grabados provenientes del Museo Marmonttan Monet de París, al cual fue a parar el legado personal de la pintora tras la muerte de su hija, Julie, heredera de la obra que conservó siempre en propiedad.
La exposición se completa con pinturas que posee el Museo Thyssen especialmente de Manet, Degas, Renoir y Monet, que sirve para confrontar los estilos pictóricos de Berthe con sus compañeros impresionistas. La muestra se inicia con una biografía de la artista desde su nacimiento en la década de los cuarenta del siglo XIX, hasta su muerte en París en 1895. Se formó copiando a los grandes maestros en el Louvre, con los pintores paisajistas del realismo, como Camille Corot, y también con la influencia de Edouard Manet, su cuñado, del cual sería modelo y admiradora siempre.
Jugó un papel destacado en el desarrollo del Impresionismo al participar en las distintas exposiciones del grupo e incluso, junto a su marido, Eugéne Manet, a promover las mismas, como una auténtica animadora cultural. Llegó a ser destacada por intelectuales como Stefane Mallarmé y Paul Valéry, que escribió sobre su obra como el diario de una mujer expresado a través del color y el dibujo. Un estilo delicado, centrado en los paisajes, los interiores domésticos y en la figura femenina, donde capta mejor que ningún otro impresionista la femineidad de las retratadas desde su carácter más íntimo. Construye las imágenes a través de trazos largos y rápidos, un sello personal que le identifica de otros compañeros de grupo, y le aproximan a la manera de pintar de Manet.

ARQUITECTURAS PINTADAS

Claudio de Lorena
La exposición ARQUITECTURAS PINTADAS. Del Renacimiento al siglo XVIII, está organizada por el Museo Thyssen y la Fundación Caja Madrid, y reune un magnífico conjunto de obras pictóricas en el que los paisajes urbanos, ruínas y edificios ocupan un lugar relevante en las mismas. De hecho constituyeron un género própio desde el Renacimiento. Se encuentran organizadas en distintas salas y apartados, ocho en el primer espacio y cinco en el segundo.
La arquitecturas en un principio fueron escenarios donde sucedían escenas religiosas, vidas de santos y de los evangelios. Con el desarrollo del Renacimiento y la representación matemática del espacio, consiguieron una entidad propia de tanto valor como la historia pintada. En este periodo artístico, empezó a ser relevante la representación de las ciudades históricas, ideales y legendarias como Jerusalem y Babilonia. Ya en el periodo Barroco, sobresalen las arquitecturas imaginarias y fantásticas, o la propias arquitecturas de la Antigüedad como paisaje, donde destacan los nombres de Annibale Carraci, Nicolas Poussin, Claudio de Lorena y Viviano Codazzi, inspirados por la ciudad de Roma y sus alrededores, que junto con Nápoles, sirven también para transmitir metáforas del poder absoluto.
Las pinturas del siglo XVIII siguen mostrando el atractivo por las ciudades y las arquitecturas históricas, principalmente de Italia, donde una serie de artístas se convierten en sus afamados retratistas, como Canaletto, Antonio Jolí, Francesco Guardi y Bernardo Bellotto. Representaciones fieles de las calles y plazas de Venecia, Roma o Nápoles, o formando extraordinarios caprichos, mezclas de edificios provenientes de distintas localizaciones. Finalmente las ruínas se revalorizan de nuevo por el hallazgo arqueológico de Pompeya y Herculano, fruto del interés erúdito o también desde una perspectiva poética, e incluso, fantástica según los trabajos de Giovanni Battista Piranesi.

RETRATO DEL PSICOANÁLISIS

La nueva película del director, David Cronenberg, UN MÉTODO PELIGROSO (A Dangerous Method), basada en dos obras literarias de Christopher Hampton y John Kerr, del mismo título, realiza un retrato de los comienzos del Psicoanálisis, centrado en la figura  de Carl Jung. Éste joven psiquiatra ensaya su método de la curación por la palabra, en la joven Sabina Spielrein, trastornada por la humillación sufrida por el padre en su niñez. Descubrirá, que tal hecho, le ha producido una tendencia a optener el placer sexual a partir del castigo físico sobre ella.
Después del éxito de su curación, el joven Jung, potenciará su relación con Sigmund Freud, con el que iniciará una amistad y un intercambio enfrentado de ideas muy fructífero, que enriquece el guión de la película y el conocimiento del espectador. Descubrimos por tanto, el pragmatismo científico de Freud, muy bien interpretado por el actor, Viggo Mortesen, que valora la existencia de un subconsciente reprimido de naturaleza sexual, que puede ser estudiado a partir de los sueños o a través de análisis verbal. Cualquier enfermedad mental, originada por la represión o un mal desarrollo antiguo de los instintos sexuales, se puede curar con la terapia hablada. Jung discrepará de él en el sentido que no todo se tiene que centrar en los aspectos sexuales y en el individuo. De igual importancia es su teoría del inconsciente colectivo, más cultural, transcendente.
La película retrata a otras figuras del comienzo del psicoanálisis, como la propia Sabina Spielrein, interpretada brillantemente por Keira Knightley, que se convertirá en amante de Jung, y luego en psiquiatra que difundirá este método en Rusia; las figuras de Otto Groos, todo un adicto al sexo, y Ferenzi. En ellos se pone a prueba el propio método que hace descubrir los instintos reprimidos y que su abreación, el darse cuenta de las causas de los sufrimientos personales, puede suponer un cierto peligro, a parte de la curación, como el deseo o el amor con una paciente, la práctica de la tendencia sexual con la misma, o la necesidad de una mujer con la que estar,  además de la esposa en el caso de Jung.