ENTRE MUJERES

El director Rodrigo García vuelve a mostrar especial predilección por la temática femenina en su última película, ALBERT NOBBS, con un guión de la actriz y productora, Glenn Close, basado en un relato del escritor irlandés del siglo XIX, George Moore. Nos cuenta el desgraciado final del protagonista, un camarero discreto del hotel dublines, Morrison, que en realidad es una mujer, que se había hecho pasar por un hombre desde la edad de catorce años, cuando un grupo hombres abusó de ella y decidió ganarse la vida. Fué una niña bastarda de cuyo origen familiar sólo conservaba un retrato.
Toda su vida se dedicó a trabajar y ahorrar para alcanzar algun día una vida independiente. Ha vivido aislada vistiendo como un hombre, solitaria, sin poder desarrollar su personalidad. Los hechos se precipitan cuando conoce a otra mujer que se viste de hombre para ganarse la vida, para ocultar su matrimonio y afecto por otra mujer. Él/ella, decide hacer lo mismo, para luego, tras casarse, en este caso con una joven compañera del hotel, informarle de su condición. Sin embargo, ésta lo único que quiere es sacarle el dinero, y la disputa con su novio, acabará con su vida.
El argumento realiza un fiel retrato de la desigualdad social y la pobreza con la que vivían las clases populares en Irlanda a finales del siglo XIX, especialmente opresiva para las mujeres, que les resultaba mucho más dificil encontrar alguna ocupación. También de la represión moral que se ejercía sobre ellas desde una cultura machista que las limitaba a la procreación. La mujer por tanto necesitaba del hombre para poder vivir de forma segura e independiente, le imposibilitaba desarrollar una orientación sexual diferente, como le sucede a la protagonista hacia personas de su mismo sexo, sino se hacían pasar por varones y seguir las mismas costumbres.

DRAMA FAMILIAR EN HAWAI

LOS DESCENDIENTES (The Descendants), escrita y digida por Alexander Payne, basada en la novela homónima de Kaui Hart Hemmings, gira entorno al drama familiar que supone la muerte de la madre tras un accidente en el que había quedado en coma. Ésta se produce tras desengancharla de la máquina que la mantenía con vida. La película cuenta el tiempo desde que los médicos toman la decisión de no prolongar su vida, hasta la defunción. Mientras tanto, el marido, interpretado por George Clooney, que se había separado de su mujer, vuelve a cuidar a las hijas, afectadas por los problemas de los padres. Tiene que informar a todos los amigos del fatal desenlace, e incluso al amante de la mujer, del cual tiene noticia por la hija mayor.
El tono de la película se desarrolla con el dramatismo propio de la historia y con un cierto humor en los diálogos y en algunas de las situaciones que afrontan los personajes, dos adolescentes, la hija mayor, su amigo, y la hija pequeña, con el padre, todos ellos magníficamente interpretados, que refuerzan esa peculiar duplicidad.
La película combina sencillez narrativa y precisa elaboración de imágenes con un fondo de música hawaiana, que transmite emocionada serenidad; dramatismo y elementos cómicos; especulación urbanística y paisajes naturales de gran valor, como el que administra el protagonista en nombre de toda una gran familia de ancestros, descendientes y primos, otro de los aspectos esenciales de la historia, que al final se decide no vender, preservar, para asociarle al propio linaje y no destruirlo, de la misma manera que la ausencia y el recuerdo de la madre, mantendrá la unidad y un nuevo afecto entre el padre y sus dos hijas.

HACIA LA POSMODERNIDAD

El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía ha terminado de organizar la última parte de su colección en el edificio Nouvel con el título, De la revuelta a la posmodernidad (1962-1982), situado en dos plantas del mismo. El itinerario de la obras se encuentra definido por la propia riqueza del Museo, las características de las obras y el entorno histórico y social de las mismas. El itinerario arranca con la obra cinematográfica de Gillo Pontecorvo, La batalla de Argel, a propósito del proceso descolonizador, y continúa con los espacios de Minimal Art y Art Povera. Presenta un capítulo especial, el arte experimental de los años setenta, en concreto el referido a los encuentros de Pamplona, centrado en documentos de vídeo, fotografías y revistas, igual que el dedicado a los feminismos, donde sobresale la obra de Esther Ferrer.
En el recorrido el visitante se puede encontrar con intalaciones de vídeo como la de Antoni Muntadas, ahora objeto de una amplia muestra en el Museo, y capítulos como el Arte Conceptual, proyectos fotográficos como Pier 18, centrado en imágenes de los antiguos muelles de Nueva York. La transición entre la dictaduras y la democracia, tanto en España como en Iberoamérica, es una fuente de inspiración para distintos artistas y obras de todo tipo y soporte.
En una cierta vuelta a la pintura destaca el grupo de los Esquizos, para llegar a la efervescencia de la cultura urbana en el comienzo de los años ochenta, la que sería llamada popularmente, movida madrileña. En ella observamos fanzines, portadas de discos, imágenes del programa de televisión española, La edad de Oro, fotografías de Miguel Trillo, y la pintura de Guillermo Pérez Villalta. El resultado es un amplio panorama de la actividad artística del periodo desde ciertos sectores más considerados hasta incluso los marginales. Resulta del todo interesante la importacia que se da al cine en sí mismo y como contexto estético para otras manifestaciones, que el visitante puede ver en gran formato o en pequeños televisores.

FÁBULA DE LA INMIGRACIÓN

EL HAVRE, película dirigida y escrita por el famoso director finlandés, Aki Kaurismäki, recibió el Premio de la Crítica en el pasado Festival de Cannes. Una recompensa acertada por la calidad intrínseca de la misma y por ser la demostración fiel de su original estilo cinematográfico. Una vez más continúa con su preocupación por los más desfavorecidos, la gente marginada de la sociedad. En este caso, un niño inmigrante procedente de África, que va a recibir ayuda de un limpiabotas para llegar a Londres, donde vive la madre. Frente a él se encuentra la policía que utiliza medios desproporcionados para reprimirla.
El limpiabotas, Marcel Marx, es un antiguo escritor bohemio, que vive humildemente junto a su mujer en el puerto de El Havre. Compite y convive a diario con los nuevos marginados, los inmigrantes que desempeñan los trabajos más simples o que tratan de continuar su viaje. Mientras su mujer sufre una grave enfermedad, tiene que ayudar al niño africano perseguido por la policía.
El director emplea imágenes sobrias, precisas, minimal que articulan su lenguaje cinematográfico con personajes muy bien caracterizados fisicamente, de pocas palabras, de gran virtud hacia los demás. Son los más desfavorecidos, viven en la película en un mundo antiguo, de los años cincuenta, sesenta, con sus pequeñas casas de madera, con tiendas de frutas y pan de elemental decoración, de relaciones humanas y sociales que perviven. Son los buenos frente al voraz mundo contemporáneo, a lo moderno, a la policía.
En la película por tanto aparecen dos estéticas diferentes, los elementos decorativos antiguos, que aluden a los personajes principales, y los modernos, en los que se incluye el niño inmigrante y los más represores, como si la belleza y el bien estuvieran asociados al pasado, y la fealdad a los cambios operados en el mundo actual.
El estilo de Kaurismäki se caracteriza por la esencialidad narrativa del cine clásico. Combina de manera magistral los primeros planos de los rostros de los personajes, de los objetos, como las copas de vino, la comida o el dinero en euros, frente a la decoración antigua, los planos generales y medios a modo de escenario donde se desarrolla la acción, la mayoría de las veces estática.
La luz, muchas veces dirigida y el color especial, azul en diferenes tonalidades también son elementos que favorecen el carácter de ficción, de cuento o fábula que el director proporciona a la película, que tiene un final feliz. Lo mismo se puede decir de la música, que aparece como fondo de la misma en canciones, o como una actuación rokera que el director incluye en la historia.

MUNTADAS EN EL REINA SOFÍA

The Board Room. 1987
El Museo Reina Sofía de Madrid expone una amplia muestra de la obra del artista Antoni Muntadas bajo el título, MUNTADAS, ENTRE/BETWEEN, organizada de forma temática en nueve apartados o constelaciones, desde principios de la década de los setenta hasta la actualidad. Suponen una investigación sobre la compleja realidad contemporánea, el hiperconsumismo, el poder, el miedo, la valoración del espectáculo, los medios de masas, y el entorno urbano, con los siguientes títulos: Microespacios, Paisaje de los media, Esferas de poder, La construcción del miedo, Espacios de Espectáculo, Territorios de lo público, El archivo, Ámbitos de la Traducción y Sistemas del Arte.
En el conjunto de la exposición el espectador percibe la obra concreta y el proyecto del artista, pionero en España del media art y del arte conceptual. Su mirada crítica sobre los mecanismos intrínsecos de la sociedad y organización contemporánea no aportan una solución o respuesta, sino un desvelamiento, una clarificación y análisis ante el espectador, un situarse entre
Sus intervenciones explican la evolución de la sociedad hacia la globalización, apoyada en el progresivo desarrollo tecnológico. El artista mismo le utiliza en la construcción de sus obras a través de la fotografía, el vídeo y luego el soporte digital. Unas obras pensadas para el lugar concreto de la experiencia o participación del espectador. De esta manera diferentes ejemplos no se pueden exponer por cuanto fueron realizados para ser vistos en la calle o para la sección de anuncios de un periódico. De hecho, esta muestra incluye una intervención específica en cuatro plantas del edificio Nouvel, denominada Situación 2011, donde el artista reflexiona sobre los espacios de este Museo.
Algunas obras llaman especialmente la atención como la llamada The Board Room que comprende un espacio de reunión oscuro rodeado de retratos de líderes políticos y religiosos en medio de los cuales hay una pequeña pantalla con un vídeo de ellos. En otra como la denominada Stadium XV, combina grandes columnas en una sala rodeada de pantallas con fotografías de distintas épocas de la gente dentro de los grades estadios de deportes, donde no se puede diferenciar el espectáculo político y el deportivo. Queda por tanto un retrato crítico y fidedigno, una reflexión aguda del mundo que nos ha tocado vivir, con los mismos medios audiovisuales y conceptuales que le son propios.

ESTÉTICA DE LA GUERRA FRÍA

La llamada Guerra Fría supuso el enfrentamiento disuasorio entre el mundo occidental y el bloque soviético fuera del campo del batalla, principalmente a través de la información sobre el enemigo, del espionaje, mientras una serie de conflictos menores surgían en el globo a consecuencia de tal oposición de sistemas políticos, económicos e ideológicos. La película EL TOPO (Tinker Tailor Soldier Spy), dirigida por Tomas Alfredson, basada en la novela de John Le Carré, del mismo título, narra la peripecia de George Smiley junto a otros espías, que en misión especial, tienen que destapar la personalidad de un agente doble, que está dañando la credibilidad de la inteligencia británica.
La película capta de manera extraordinaria la moral de los espías, de la Guerra Fría, donde éstos eran la avanzadilla del conflicto y donde las líneas de separación entre unos y otros se encontraban borrosas muchas veces, en el que el se producía un juego confuso de informaciones falsas y de asesinatos selectivos cuando se sobrepasaban. Se produjeron infiltraciones en los dos bandos, topos o agentes dobles, algunos famosos sobre todo en Gran Bretaña o Alemania, dirigidos por Karla, el famoso jefe soviético.
Resulta todavía de mayor interés, la captación de la atmósfera de los años setenta en la decoración interior de vetustos edificios con oficinas clandestinas en las calles del centro de Londres. Al director le resultarían una buena fuente de inspiración las películas de la época o un poco anterior de la misma temática, que se ven en cierto modo reflejadas por la utilización de un color pálido, sombrío, de acuerdo con la reserva con la que actúan los protagonistas, con la que ejercen la violencia que rara vez se hacía pública. Si los espías, los dos bloques enfrentados vivían una verdadera guerra, por otra parte, ésta no debería llegar a producirse de forma efectiva, porque desencadenaría la destrucción total de los dos bandos.
Sobresale igualmente en la película la interpretación de un gran reparto de actores británicos, desde John Hurt, como Control, pasando por Colin Firth, Bill Haydon, en el papel de el Topo, hasta, Gary Oldman, como Smiley, que protagoniza gran parte de las escenas, especialmente de la última cuando se sienta como jefe de los Servicios Secretos tras descubrir la trama. A ello se une la música muy apropiada para la historia de Alberto Iglesias y aquella icorporada a la misma, como en esta última escena, con la famosa canción francesa, La Mer, en versión del también español, Julio Iglesias.