LA PINTURA DE MARC CHAGALL

El Museo Thyssen y la Fundación Caja de Madrid organizan una amplia retrospectiva dedicada al pintor ruso MARC CHAGALL, compuesta por 140 obras, que muestran la importancia y variedad de su obra artística. Supone un recorrido amplio desde su primeras obras pintadas en Paris en la segunda década del siglo XX hasta su muerte en 1985, Nació en Vitebsk, una aldea de la actual Bielorrusia, en 1887, en una familia humilde judía, donde empezó a formarse. Este origen y los distintos acontecimientos históricos del siglo que vivió, marcarían su estilo.
La forma de pintar de Chagall, un estilo personal, inclasificable, está determinado por la tradición popular rusa de los iconos, de las estampas populares en las cuales se valora el color y la narración de historias, donde la representación moderna del espacio no tiene importancia, sino la captación hasta cierto punto simbólica y tradicional del asunto. También se vería influenciado por los movimientos de vanguardia que el conoció en París, Alemania o Rusia: el cubismo sintético, el fauvismo y el expresionismo, manteniendo amistad con los protagonistas. Por tanto, Chagall empleará como elemento fundamental de su pintura el color y un trazo grueso para construir las figuras y los paisajes, que aluden a un mundo personal, de carácter sobrenatural e imaginativo.
La iconografía del artista evoca la infancia humilde en la aldea y la tradición judía que repite en las distintas épocas de su vida: el judío errante, los libros sagrados y las prendas antiguas, y la importancia de los animales, todos ellos convertidos en símbolos. Refleja igualmente la religiosidad cristiana con alusiones al crucificado y la virgen. A ello contribuye su amplia obra gráfica para ilustrar libros como la Biblia, la Fábulas de La Fontaine y las Mil y Una Noches.
En la exposición están representadas las distintas técnicas empleadas por el artista: el oleo, el guache, distintos tipos de grabados, la escultura y la cerámica, éstas últimas utilizadas a partir de 1948, cuando se fue a vivir al sur de Francia, en Vence, época en la que coincidió con Picasso. Aunque los graves sucesos históricos del siglo XX, las dos guerras mundiales y el Holocausto judío, los viajes por Europa, la estancia en EEUU, dejaron huella en la pintura de Chagall, ésta transmite a través de los personajes la alegría de vivir y la felicidad, especialmente al final de su vida, cuando se llenó de luz y color a orillas del Mediterráneo.

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