DELINCUENCIA JUVENIL


La película rumana, SI QUIERO SILBAR, SILBO, del director, Florin Serban, basada en una obra teatral del mismo título, ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Berlín del año pasado. Cuenta una historia sencilla, la de Silviu al que le quedan pocos días para salir en libertad. En ese periodo, vuelve su madre que trabaja en Italia para llevarse al hermano pequeño, que él había criado. Ante esta circunstancia, muestra su oposición, pues teme que al separarle del entorno en el que se está educando, acabe como él, preso en un centro de menores. A causa del duro enfrentamiento con la madre y la presión que ejerce el entorno de menores recluidos, estalla la violencia que tenía contenida. Secuestra a una trabajadora social de la que se había enamorado y golpea gravemente a un guardia. Todas las esperanzas de libertad se verán frustradas.
El estilo de las imágenes refuerza la autenticidad de la historia. Se caracterizan por su falta de nitidez deliberada, de suciedad visual, asociada a la pobreza del entorno en el que se mueven los personajes. Proporcionan, de esta manera, mayor verismo, como la forma documental, con la cámara en movimiento, en el que están rodadas. A ello se une la interpretación de los personajes por actores no profesionales, o para los cuales era el primer papel, e incluso, jóvenes reclusos, formados específicamente para interpretar la película. Destacan  los actores protagonistas, George Pistereanu, como Silviu, y Ada Condeescu, como Ana, ejemplos de acertada selección por la transmisión, presencia y personalidad que poseen para el desarrollo del drama.
Silviu tiene consciencia de la falta de futuro, que es un caso perdido y lo único que le interesa es proteger al hermano pequeño para que no repita los errores que él cometió. De esta manera prefiere, de repente, sacrificar su libertad inminente, por hacer realidad unos deseos, que reafirman la impotencia y la dificultad que de todas formas le espera, y vive continuamente, para lograrlos.

CUMBRES BORRASCOSAS

Deseaba ver la nueva película de la directora británica, Andrea Arnold, tras su último largometraje, Fish Tank, que me pareció una buena creación. En principio, no me atraía la idea de ver una adaptación literaria, de época, pues creo que el estilo cinematográfico de la directora va enfocado al ámbito contemporáneo. El resultado de dirigir, CUMBRES BORRASCOSAS (Wuthering Heights), me ha parecido interesante por dos razones. En primer lugar, porque emplea un estilo diferente al del cine clásico, incluso, parece ser con una técnica digital. La cámara está en constante movimiento a lo largo de su extenso metraje, valorando especialmente los planos en detalle y los primeros planos; las mirada subjetiva de la acción, creando a veces una imagen desenfocada, como si el espectador fuera el personaje que protagoniza el argumento.
En segundo lugar, y relacionado con el anterior, muestra aspectos de gran modernidad. No sólo valora las imágenes de los paisajes, de los personajes en la narración, sino que las complementa con signos, palabras inscritas, que aluden a los mismos y se fragmentan con las anteriores. Un pequeño gesto, las texturas de las plantas, de campo inundado, de los vestidos, adquieren un relevante protagonismo. La película está llena de silencios en el diálogo de los personajes, más de miradas, de pequeñas experiencias visuales, de contraluces sobre la hierba mojada, sobre los pequeños insectos que conviven con la podedumbre de los protagonistas. Resulta, por tanto, acertado incluir los sonidos de la naturaleza: las gotas de lluvia, los truenos de la tormenta, los ladridos de los perros, el discurrir del agua entre las piedras, y las pisadas sobre el barro.
La sensibilidad de la directora se muestra en todo su esplendor, y más, con esta obra literaria de amor romántico. Un amor imposible entre un niño de la calle, en este caso, negro, y una chica blanca en los páramos de Yorkshire, como si las costumbres de los hombres estuvieran determinadas más que nunca por la naturaleza salvaje. Tan imposible como las diferencia raciales a comienzos del siglo XIX. Situación que no puede ser vencida por la relación de parentesco, ni por la riqueza personal que adquiere el protagonista, Heathcliff, que se hará con la propiedad de la casa ante la ruina material y moral del propietario, su hermano adoptivo y rival, Hindley, que le había maltratado. Sin embargo, la vuelta al hogar de acogida supone el triunfo del amor desesperado e infinito y de la pureza moral  frente a la violencia irracional.

FOTOGRAFÍA GANADORA

El 15-M en Valencia. Jacobo Méndez
La fotografía, Miembros del 15-M rebautizan la plaza del Ayuntamiento de Valencia, ha ganado el XXIX Premio Ortega y Gasset al mejor trabajo de periodismo gráfico. Fue realizada por Jacobo Méndez, fotógrafo amateur, que captó con su cámara ese momento y lo subió al Twitter. A las dos horas, el diario EL PAÍS, contactó con el autor para su publicación en portada, convirtiéndose de esta manera la imagen, en un icono mundial, como se ha dicho del movimiento español, 15-M.
Es una imagen fotográfica afortunada en varios aspectos. La instantánea muestra un gran equilibrio compositivo. El ángulo de disparo y la posición de la cámara no pueden ser más correctos. En primer plano el público que mira y asiste al cambio de denominación de la plaza del Ayuntamiento de Valencia por el de plaza del Quince de mayo. Al fondo, desde abajo y hacia arriba, los jóvenes indignados procediendo al cambio. Lo mejor es que el fotógrafo ha capturado el hecho con las figuras interrelacionadas. Así, el primero tiene los dos brazos extendidos hacia arriba; el segundo, a la izquierda de la pilastra, le entrega el nuevo cartel a su compañero que se está alzando progresivamente para el cambio, manteniendose unido al anterior porque los dos sugetan el cartel. En la cúspide del triángulo compositivo, el rótulo que quieren sustituir. Los distintos personajes forman una composición clásica de gran fuerza visual para el espectador.
La utilización del blanco y negro aumenta el poder de la imagen. El autor dice que utilizó esta posibilidad porque quería concectarla con la idea de revolución. En efecto, las imágenes históricas de procesos revolucionarios son en gran mayoría en blanco y negro. Por tanto, el público tiene un bagaje de imágenes en esa técnica asociada a dichos hechos, y su utilización equipara la escena captada con aquellas.
Finalmente, como reconoció el jurado, tiene un gran simbolismo para significar, como no ocurre con otras fotografías que han captado los avatares de las protestas del movimiento 15-M, su espíritu de manera más efectiva,  no sólo por lo recogido en la imagen, si no también por lo que supone de manera goblal.

MIEDO AL FUTURO

TAKE SHELTER, escrita y dirigida por Jeff Nichols, ganó el Gran Premio de la crítica en el Festival de Cannes del año pasado. Cuenta cómo un matrimonio joven con una hija que padece sordera y con la cual sus padres hacen un esfuerzo por comunicarse en la lengua de signos, mientras tienen una vida modesta en un pueblo de Ohio, verá cambiada su vida, cuando el padre empiece a sufrir pesadillas y crisis de ansiedad, de miedo ante las visiones de una tormenta apocalíptica y de extraños fenómenos naturales. Esta circunstancia personal provocará que pierda el trabajo y se empeñe con gran riesgo económico con el banco, por la pretensión de construir un refugio en el jardín de la casa que les protega contra el desastre que se avecina.
La película se centra en el personaje del padre, Curtis, interpretado por el actor, Michael Shannon, que muestra todo el sufrimiento y angustia que le provocan las visiones que padece. Llega a pensar que son síntomas de la enfermedad mental que tuvo su madre cuando era joven. A pesar de las situación económica que viven, quiere ante todo proteger a la familia construyendo un refugio. La mujer no entiende la situación, hasta que el marido le cuenta su padecimiento personal. Sin trabajo ninguno de los dos piden ayuda a un psiquiatra que recomendará al marido descanso lejos del domicilio. Mientras disfrutan un día en la playa, comprueban sorprendidos cómo en el horizonte se acerca una terrible tormenta.
Frente a este argumento, la forma que emplea el director es realista, lo que refuerza el valor de la película. La narración cinematográfica es sencilla con un tratamiento cuidado y sensible de las escenas. Se ambienta en verano y la luz es intensa, los colores resaltan al espectador. Componen una gran metáfora de nuestro tiempo en el mundo desarrollado. La gente es aparentemente feliz a pesar de la crisis económica que vivimos. Pero tiene miedo, y sufre por tanto la ansiedad de perder el estatus individual, familiar, y comunitario. Este sufrimiento que parece que no se acaba, puede ser una enfermedad, por excesivo ante la realidad que conocemos. Sin embargo, esta supuesta enfermedad de la actualidad, el autor de la película la interpreta, como una realidad, un mecanismo de defensa, una premonición o una posibilidad apocalíptica.

JESSICA LANGE, FOTÓGRAFA

México. Jessica Lange
Cerca de cien fotografías reune la exposición, SECUENCIAS DE MÉXICO, que la Casa de América dedica a la fotógrafa y famosa actriz de Hollywood, Jessica Lange. Todas fueron realizadas en aquél país en los últimos quince años, de ahí el título de la muestra con su cámara Leica. Las imágenes recogen la vida peculiar de sus gentes, sus costumbres ancestrales, las mismas personas en plano general o primer plano, formando una mirada furtiva, ajena a una realidad diferente al mundo occidental, como si les arrebatase un instante cotidiano. Llama la atención la captación de planos generales con pequeñas figuras en el que se valora  tanto el contexto como las mismas, y éstas pudiesen entenderse mejor por el escenario urbano que les enmarca.
Todas las fotos son en blanco y negro, algunas expuestas por primera vez. Un característica que refuerza la calidad estética de las imágenes en las que se observa un fuerte contraste entre la luz y la sombra. A ésto se une que muchas de ellas son nocturnas. Si el tema representado es el de un país atrasado con una economía agrícola, resulta de lo más adecuado prescindir del color y dar con el blanco y negro ese aspecto de otra época, de unas costumbres desconocidas en el mundo desarrollado, para huir del folclore y el exotismo, que desvalorizarían la importancia de lo captado.

VIOLENCIA SOCIAL

Las duras condiciones económicas en las que vive el individuo y la propia degradación moral del mismo, le llevan a provocar la violencia contra otros seres humanos o contra los animales. Violencia de todo tipo, física o psicológica, sexista o racial, cotidiana o en el recuerdo, que propicia el alcoholismo. En este contexto se desarrolla la película, REDENCIÓN (Tyrannosaur), escrita y dirigida por Paddy Considine, opera prima premiada en el Festival de Sundance. El espectador experimenta en ella la violencia engendrada o padecida por los dos protagonistas principales, Joseph y Hannah, interpretados de forma extraordinaria por los actores, Peter Mullan y Olivia Colman. 
Joseph vive sólo atormentado por la escasez de recursos económicos y la pasada y dura convivencia con su mujer, que murió por enfermedad y a la que apodaba, tiranosaurio, y con sus vecinos de una barriada obrera. Cuando conozca a Hannah, una mujer religiosa, que comercia con objetos de segunda mano, cambiará su vida, redimirá sus culpas, la actitud violenta consigo mismo o con los demás, por otra, en la que surgirá la solidaridad, el amor y la amistad. Todo ello a causa de la ayuda que le proporcionará frente a su marido que ejerce sobre ella maltratos físicos y abusos sexuales, acogiéndola en su casa e integrándola entre sus escasos amigos. Luego manteniendo la relación con ella cuando Hannah acaba en la cárcel por matar a su marido. De esta forma termina un relato donde la violencia a flor de piel, y a todos los niveles, es la protagonista, encarnada en los seres humanos, que la padecen y la llevan a efecto, por la falta de una convivencia óptima fundada en el respeto a la libertad e integridad de los demás.