ENTRE LA REALIDAD Y LA FICCIÓN

La película EN LA CASA (Dans la maison), dirigida y escrita por Françoise Ozon, sobre una obra del español Juan Mayorga recibió la Concha de Oro a la Mejor Película en el pasado Festival de San Sebastián. Merecido premio junto al del Jurado y al del Guión para este film que brilla en distintos aspectos. Cuenta cómo un profesor de literatura, frustrado escritor, descubre a un alumno de 16 años que destaca sobre los demás escribiendo. Pretende ayudarle a mejorar su estilo haciendo que lea a los grandes escritores a la vez que le corrige sus textos que desvelan el interés que siente el alumno por la familia de clase media de uno de sus compañeros, al que envidia por tener una madre y un padre de los que presumir. Poco a poco va contando la relación de  amistad con el compañero y la familia en la que se hace valer por su facilidad para las matemáticas, materia en la que su amigo necesita ayuda. El problema surge cuando el profesor por el interés para que el alumno siga escribiendo induzca la transformación de la propia realidad que está viviendo éste en favor de la ficción literaria. Hasta tal punto que la amistad de Claude con Rapha se cambia por el amor que siente por su madre, incluso el interés por la esposa del profesor, Jeanne, que está al tanto de las maniobras de su marido. El resultado no puede ser peor para el profesor Germain, que pierde el trabajo cuando el director del instituto se entera que robó un examen de matemáticas para sus propósitos, y a su mujer por haberla implicado en este asunto.
La película juega con la dialéctica entre realidad y ficción, por cuanto aquella se ve modificada por las necesidades de ésta, por el discurrir que tanto el profesor Germain como el joven Claude, deciden previamente tras una previa evolución de la narración escrita. Deseos que se expresan en la ficción que se convierten en realidad como el surgimiento del afecto entre la madre y el amigo del hijo, evolución lógica para la imaginación adolescente. Sin embargo la ficción no se puede convertir en realidad material, no puede satisfacerse tan fácil como en una  narración escrita, por cuanto la primera tiene unas limitaciones lógicas del entorno social y cultural que pueden soslayarse en la literatura. Lo mismo se podría decir de la relación arte y vida que también se plantea en la película. Todo puede convertirse en arte o en ficción, sobre todo la contemporánea, pero no en sentido contrario tan rápidamente.
De esta manera, el director a través de un extraordinario guión, expresa esta temática, y las distintas adyacentes en el propio argumento, con una estructura audiovisual en la que combina una narración lineal de base a las que se suman de forma paralela escenas hacia el pasado y hacia un futuro próximo de las acciones que se cuentan. Igualmente apariciones virtuales de los personajes en situaciones que son desarrollos ficcionales lo que provoca a veces en el espectador una cierta confusión entre la realidad del relato y las posibilidades o intenciones imaginarias. Se conforma un conjunto complejo donde sobresale además la interpretación de los actores, los consagrados encabezados por el actor Fabrice Luchini en el papel del profesor Germain, Kristin Scott Thomas como Jeanne, su mujer; Emmanuelle Segnier como la madre de Rapha, el amigo de Claude, el protagonista bien representado por el joven Ernst Umhauer.

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