LO EXÓTICO EN PAUL GAUGUIN

Dos mujeres tahitianas, Paul Gauguin, 1899, Nueva York
El Museo Thyssen de Madrid realiza una atractiva exposición dedicada al pintor posimpresionista francés Paul Gauguin titulada, GAUGUIN Y EL VIAJE A LO EXÓTICO, en el que resalta la perspectiva de huida o escape del mundo civilizado hacia el primitivismo, entendido como una manera de transformar la representación pictórica, por cuanto las gentes y los paisajes de la Polinesia, de Tahití se convierten en imágenes seductoras, diferentes y ricas a ojos del espectador moderno. Frente a la corrupción de las costumbres europeas se sitúa la vida elemental y auténtica de los indígenas. Por otra parte resulta interesante el aspecto etnográfico de las imágenes representadas en un momento histórico de expansión imperialista de las grandes potencias del Viejo Continente.
La exposición reune pinturas, algunas obras maestras, como los cuadros de las Dos mujeres tahitianas del Metropolitan Museum de Nueva York, el llamado Parau api de Dresde, y el famoso, Mata Mua de la colección Carmen Thyssen, pasteles, acuarelas, xilografías y dibujos, de Paul Gauguin y de distintos representantes del Expresionismo, y del Fauvismo.Se incluyen imágenes de Tahití impresas en tarjetas postales en blanco y negro o en color de la época. También alguna fotografía que sirvió de modelo para alguna pintura. El conjunto se divide en ocho apartados: Invitación al viaje, en el que se resalta el ejemplo del pintor romántico francés, Eungéne Delacroix en el tratamiento del exotismo oriental; Idas y venidas, Martinica; Paraiso tahitiano; Bajo las palmeras; El artista como etnógrafo; Gauguin, el canon exótico; La luna del sur, y Tabú, Matisse y Murnau. Son significativos de la búsqueda de un nuevo estilo pictórico de Paul Gauguin alejado de las convenciones tradicionales de la representación, de la naturaleza tal como la observa el artista, para mostrar un mundo subjetivo, simbólico, que resalta las costumbres primitivas de los indígenas, de todos los seres humanos. El color supone un elemento fundamental, distribuido en amplios espacios en la superficie del cuadro. 
Este nuevo estilo será el punto de partida para los movimientos de vanguardia de comienzos del siglo XX que tienen en el color y en la exaltación de lo más elemental del hombre, un aspecto esencial. Se potencia la pintura del desnudo, especialmente el femenino, asociado a la nueva libertad que propone el arte; de los paisajes y de los modos de vivir más singulares. En estos ámbitos inciden artistas como Henri Rousseau, Emil Nolde, Max Pechstein, August Macke, Franz Marc, Ludwig Kirchner, Henri Matisse, incluso Wassily Kandinsky, Paul Klee y el director de cine alemán, Murnau, lo que pone de manifiesto la importancia de la obra pictórica de Paul Gauguin para la historia de la arte posterior.

LAS TORRES DE BABEL

La exposición TORRES Y RASCACIELOS DE BABEL A DUBÁI,  en el Caixa Forum Madrid, muestra de manera sencilla cuadros, maquetas y fotografías de la evolución de las construcciones en altura a lo largo de la Historia que arranca desde el mito de la Torre de Babel bíblica. Una pretensión que refiere el progreso técnico; la vanidad; el poder político y religioso del ser humano. Una evolución que se distribuye en la exposición en siete apartados: El mito de la Torre de Babel; La construcción hacia el cielo: Catedrales, Torres y Minaretes; La Torre Eiffel; La primavera de los rascacielos. 1885-1919; Triunfo de la escena norteamericana; La proyección del modelo norteamericano. 1939-1973, y La difusión planetaria de los rascacielos, 1973-2013.
Sobresalen los cuatro últimos apartados desde la construcción del primer rascacielos en Chicago en 1885, diseñado por William Le Baron Jenney favorecido por tres innovaciones imprescindibles: la difusión de la electricidad, la invención del ascensor y la utilización de viguetas metálicas. Este edificio se convertiría en símbolo del poder financiero y de la modernidad, compitiendo los arquitectos a partir de ese momento para hacerlos más altos y bellos formalmente. La ciudad de Nueva York tendría, de esta manera los ejemplos más famosos: el Flatiron (1902), la torre de la Metropolitan Life Insurance (1909), el complejo del Rockefeller Center (1929), el edificio Chrysler (1930)  hasta llegar al Empire State (1931) de  381 metros, el más alto.
Después de la guerra mundial el modelo norteamericano se extendería por todo el mundo dentro del llamado estilo internacional hasta la década de 1980. Se construirían edificios tan significativos como el Seagram (1954-1958), las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York (1966-1973) o la Torre Sears de Chicago (1970-1974). A partir de esa fecha, los rascacielos bajo los patrones de la posmodernidad y de los avances tecnológicos, tendrán un especial esplendor hasta nuestros días en el Lejano y el Próximo Oriente, según se desplazan los centros económicos hasta esta parte del planeta. Así, en  el año 2009 se terminó la Burj Khalifa en Dubái, el rascacielos más alto hasta el momento con 828 metros. Un punto final significativo para la exposición, que se inició con el mito bíblico de la Torre de Babel que nació en oriente y termina con una construcción, la más portentosa hoy,  en el mismo lugar.

EL ARTE DE JEAN PAUL GAULTIER

Jean Paul Gaultier,1990, Pierre et Gilles
La exposición titulada, JEAN PAUL GAULTIER. Universo de la moda: De la calle a las estrellas, en la Fundación Mapfre de Madrid supone un gran acontecimiento artístico que reune 125 conjuntos de alta costura y prét-a-porter. Muestra la originalidad de este maestro de la moda francés comprometido con la sensibilidad y el gusto de su tiempo al que aporta su enorme talento. Los diseños combinan planteamientos vanguardistas y la elegancia necesaria en los que se difuminan los códigos sociales atribuidos al hombre y a la mujer. Del primero desarrolla su lado femenino y de la segunda, el aspecto más fuerte. Demuestra que hay pocas prendas propias de ésta, aunque puede parecer lo contrario. Vestir su cuerpo con especial interés y fascinación es su mayor reto, que el descubre encorsetado, sujetando y potenciando las formas naturales. Valorar la fuerza y el poder, así, de la mujer, no le priva como pudiera pensarse de la libertad natural sino la estimula.
La exposición se divide en seis secciones: La Odisea de Jean Paul Gaultier; El Tocador; A Flor de Piel; Punk Cancán; Jungla Urbana; y Metrópoli, donde el espectador podrá contemplar ejemplos de sus diseños, bocetos y fotografías que los tienen como protagonistas. No faltan las imágenes más icónicas del modista como los marineros, las sirenas y las vírgenes; la evolución e influencias por las corrientes estéticas de cada época de origen tradicional o más popular, de la cultura y la contracultura unidas de forma original, del estilo X hasta la influencia urbana del punk londinense. De la misma manera de las distintas tendencias captadas de distintos lugares del mundo, propio de este tiempo cada vez más globalizado.
Desde el comienzo de su carrera está comprometido a realizar dos colecciones al año. Ello no le impide desplegar su talento en las más diversas actividades dentro del mundo del espectáculo, la televisión, la música, la danza y el cine. Se siente fascinado por los distintos estilos de música de los que va a recibir influencias. Cantantes como Madonna y Kylie Minogue han lucido sus diseños y los han hecho famosos. La parte final de la exposición se dedica a los modelos dedicados al cine, empleados por el director de cine francés, Luc Besson, o por el español, Pedro Almodóvar, entre otros, con el que colaboró en tres películas. Bocetos del vestuario de La piel que habito, y distintos ejemplos de las mismas pueden contemplarse en la exposición madrileña a diferencia de las otras sedes que la han albergado hasta ahora. Todo un privilegio para el visitante.

CONFLUENCIA VITAL

Cada ser humano arrastra su peripecia vital que puede o no confluir con la de otras personas para formar una distinta. La película, DE ÓXIDO Y HUESO (De Rouille et d´os), dirigida y escrita por Jacques Audiard, reune dos relatos individuales diferentes para formar una realidad nueva que es el objetivo global de la acción fílmica, el término o final de la misma. Por una parte, se narra cómo Alí y su hijo de cinco años, llegan a Antibes después de separarse de su mujer sin muchos recursos para vivir con su hermana. El se dedica al boxeo y a la seguridad privada. Por otra, Stephanie hace exhibiciones con orcas domadas en un parque acuático hasta que su vida cambia radicalmente cuando uno de los animales le devora parte de sus piernas. Tras un breve encuentro en una discoteca antes del accidente cuando el primero le ayuda en una pelea en la que ella resultó herida, la película se centra en el proceso de conocimiento mutuo entre ellos. Ambos presumen y viven de la actividad física, Alí encarnado por el actor, Matthias Schoenaerts, y Stephanie, por la actriz y modelo, Marion Cotillard, que va a necesitar un proceso lento de recuperación anímica para volver a tener la energía vital, en el que el primero jugará un papel esencial. De la misma manera, ella le apoyará, le dará fuerza para conseguir dinero en los combates ilegales con apuestas, necesario para mantener a su hijo, incluso cuando sufre igualmente la tragedia en la que éste casi muere. Al final consiguen la felicidad, la formación de una familia, desde trayectorias paralelas.
El director cuida con sensibilidad y realismo las consecuencias físicas de la violencia o de los sucesos trágicos en los cuerpos, en las miradas de los protagonistas, principalmente bajo la luminosidad radiante de la costa mediterránea. Refleja en ellos la belleza de su fotogenia con un cuidado tratamiento de la luz y de los encuadres de la cámara, a veces encarnada en la mirada del actor. La película exalta la energía vital del ser humano, hasta cierto punto heroica, que padece los avatares imprevistos del drama. Una energía que se manifiesta en la violencia o la actividad física del cuerpo en sus distintas facetas, que si se pierde se tiene que intentar recuperar porque es esencial para el equilibrio del mismo, de carácter material o espiritual. El amor que viven los protagonistas es una consecuencia de esa energía.

EL JOVEN VAN DYCK

Autorretrato. Van Dyck, h. 1615, Viena
El Museo del Prado reúne 50 pintura y 40 dibujos en la exposición, EL JOVEN VAN DYCK, dedicada a la obra entre 1615 cuando pintó su Autorretrato, siendo adolescente, hasta su marcha de Amberes, la ciudad que le vió nacer, hacia Italia en 1621. Fue un genio precoz, de gran personalidad artística desde muy joven, del que se conservan unas 160 obras de este periodo temprano, un gran número consideradas como obras maestras. Si solamente se hubieran conservado pinturas de esta época, hubiera pasado a formar parte igualmente de la historia de la pintura. Contemporáneo de Velázquez, logró la consideración de maestro independiente en 1618, y desde un año antes hasta el final del periodo considerado en la exposición trabajó igualmente para el taller de Rubens, hasta el punto que han llegado a confundirse sus respectivas obras, por cuanto, Van Dyck colaboró activamente y con un reconocimiento especial en algunas de las realizaciones del maestro. En un momento dado, éste se valió de dibujos del joven talento y a la inversa, llegando a imitar fielmente su estilo, al que progresivamente va a dar sus aportaciones personales.
La creatividad del joven pintor simultaneará diferentes estilos en algunas ocasiones. La influencia de Rubens se combina con una mayor atención a las texturas y a la definición de los rostros de los personajes. Evoluciona hacia una mayor estilización y monumentalidad de las formas como se observa en El Prendimiento una de las obras relevantes aportadas por el Museo del Prado junto a la Coronación de Espinas. La exposición madrileña pone de relieve las grandes dotes como retratista de Van Dyck que le equipara a los mejores maestros del Barroco. Sería una de las principales actividades como pintor al servicio de los clientes y mecenas, una fuente de ingresos continua en aquella época para los artistas. Una satisfacción para el espectador comprobar la captación fiel de los rasgos físicos y psicológicos del retratado acompañado de los objetos materiales de su estatus social.

EL CAPITAL DESTRUCTOR

Una película específica para los tiempos que estamos viviendo.Una alegoría realista sobre el capitalismo a principios del siglo XXI cuando padecemos la peor crisis económica que se recuerda en Europa. La culpa la tiene nuestro sistema económico que en su afán por obtener elevados beneficios, está condenando a la pobreza a gran parte de la sociedad. Un sistema que se convirtió en único, sin ninguna alternativa desde finales del siglo pasado, y que se ha hecho cada vez más global y especulativo, alejado de la realidad productiva, de la vida de la gente común, favorecido por la rapidez de las comunicaciones que permiten mover inversiones desde un punto a otro del planeta en pocos instantes. Esta es la cara del capitalismo más depredador y destructivo que controla incluso a los gobiernos y pone en jaque a la misma democracia occidental, con tal de salvaguardar su carácter. Por supuesto a los propios banqueros y ejecutivos a sus órdenes como el protagonista de la película, EL CAPITAL (Le Capital), realizada y escrita por el director, Costa Gavras, basada en la novela homónima de Stéphane Osmont.
Una obra magnífica de un banquero hecho así mismo de origen humilde que llega a la presidencia de un banco con la intención de convertirlo en un principio en un entidad responsable y ética, para luego ponerse al servicio de un grupo de accionistas sin escrúpulos que quieren obtener los máximos beneficios a costa de los trabajadores, de la propia entidad. Si llega a complacerles con los objetivos que le proponen, cuando entra en riesgo su propia cabeza, y el mismo banco, maniobra de tal manera para salir ganador. Ante la oportunidad de denunciar la corrupción del sistema, en el que su actuación se vería cuestionada, prefiere ocultar las maniobras que ha llevado acabo, mantener las apariencias, los mecanismos legales mínimos por los que en el fondo se rige. Se pone en evidencia que el capitalismo controla los gobiernos, les influye y se imbrican mutuamente, y sería necesario que los estados, las naciones le regulasen estrictamente.
El protagonista, Marc Touneuil, una gran interpretación del actor, Gad Elmaleh, sabe que seguirá al servicio del mercado, del poder del dinero como un verdadero Robin Hood al revés, que roba a los pobres para dárselo a los ricos, una de la frases más llamativas de la película tomada de las palabras del presidente norteamericano actual para referirse a su competidor en las recientes elecciones presidenciales. Una descripción fehaciente de lo que hacen muchos políticos durante la gestión de la crisis que asola el sur de Europa, darle mayor libertad todavía al capital, esprimiendo con los recortes a los ciudadanos con la finalidad de mantener la riqueza de unos pocos que debería también ser repartida, grabada o limitada en  beneficio de todos. Si no es así, como dice el protagonista a los espectadores al  final de la película, su avidez, lo hará reventar todo. Destruirá las instituciones y a los ciudadanos, a él mismo.