El día 14 de febrero, se ha celebrado, como todos los años el día de los enamorados, San Valentín, una festividad que ha adquirido cada vez más un carácter comercial porque es la fecha propicia para hacer un regalo a la persona de quien estás enamorado. La película, BLUE VALENTINE, dirigida y escrita por el realizador, Derek Cianfrance, se encuentra en la misma temática y próxima a la fecha, sin embargo no se puede clasificar como romántica al uso general y comercial, si no que narra una historia de desamor de igual forma. Cuenta cómo una joven pareja con una hija, en un fin de semana entra en crisis, se pone en evidencia que ha desaparecido el amor entre ellos. Lo único en común que les queda es ésta. En este espacio temporal se produce un flash back de cómo se conocieron.
Dean, protagonizado por Ryan Gosling, era un mozo empleado en una empresa de mudanzas, y Cindy, Michelle Williams, una joven universitaria estudiante de medicina. Uno, sin estudios, procedente de una familia desestructurada, y otro, de un ambiente de clase media. Se conocen indirectamente en la residencia de ancianos donde está la abuela de la protagonista. Resulta un buen momento porque acaba de romper con su último novio de la universidad. Establecen una relación a pesar de una cierta asimetría social entre ellos cuando ella se queda embarazada. Tras frenar el posible aborto, deciden contraer matrimonio y formar una familia, cuya vida se desarrolla en las afueras de Nueva York, ella trabajando en un hospital, y él como pintor.
Más relevante que la argumentación de la película es la forma en imágenes que el director confiere a la obra. Estructurada por un montaje en el que el pasado y el presente se desarrollan paralelos ante el espectador, donde importan los primeros planos de los personajes, el escaso diálogo, los gestos, la relación íntima o afectiva entre ellos. El realizador trata con gran sensibilidad las escenas, entre las que destaca aquella desarrollada en el Manhattan Bridge, frente al puente de Brooklyn, mientras los rayos de sol en el atardecer inciden sobre los protagonistas. Completa el conjunto una banda sonora de canciones esencial e inserta en la historia.
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