LA ESCULTURA DE GIACOMETTI

El hombre que camina, Giacometti
La Fundacion Mapfre de Madrid organiza la exposición, GIACOMETTI. Terrenos de juego, que hace un recorrido por su obra a lo largo de toda su vida. Reune un conjunto significativo de esculturas, pinturas, dibujos y fotografías, unas de su mano, y otras de prestigiosos artistas del momento que le captaron con su cámara. Una trayectoria en la que experimenta con la escultura y el espacio, configurando un estilo propio. Supone, además del interés por el arte, una reflexión existencial sobre la vida y la muerte. El recorrido de la exposición se inicia con la voluntad de seguir su propia personalidad artística, influenciada ya en París, al que ha llegado desde la Suiza natal, por el arte africano y de Oceanía, así como del lenguaje plástico cubista. Pronto abraza la tendencia surrealista imperante en la época y somete a la escultura a un proceso de simplificación plástica. En esta época desarrolla obras como tableros de juego, es decir, concibe las esculturas para situarlas en unos soportes.
Después de la Segunda Guerra Mundial se produce un hito en su estilo por el que las figuras evolucionan hacia su estilización tan característica en él. Además empieza a trabajar en conjuntos de figuras que se relacionan entre sí, situadas en planchas de bronce. Al artista suizo le interesa igualmente, tanto el espacio urbano como el natural donde poder colocar y analizar la interacción de sus obras con los entornos. Lo que hace pensar en el significado simbólico de su escultura. De esta manera, creará dos prototipos: la mujer de pie, que representa a mujeres erguidas, hieráticas y ensimismadas, donde estudia la verticalidad del cuerpo, entendida como una imagen de culto. El segundo prototipo se llama, el hombre que camina, que simboliza la búsqueda incesante del artista por la perfección o el progreso.
Mujer grande, 1960

Giacometti trabajó siempre en un pequeño taller de 18 metros cuadrados cerca  de Montparnasse, que se convertiría, además de entorno físico y vital, en una obsesión artística donde crear la verdadera simbiosis entre el artista y la obra. Este queda registrado en esta muestra con las fotografías tomadas por sus amigos Robert Doisneau o Ernst Scheidegger, y en diferentes dibujos y grabados. El artista suizo se interesó por el retrato en tanto que motivo de experimentación, que llevaría al dibujo o al lienzo de una manera peculiar, según las variaciones de su percepción. Sus  principales modelos fueron, Anette, su mujer, y Diego, su hermano. La representación de éste se centraría en la cabeza, y especialmente en la mirada, que consideraba el elemento que proporcionaba vitalidad.
Busto de hombre, 1961

La exposición termina con el proyecto frustrado para la explanada ante el Chase Manhattan Bank en Nueva York. Debía estar compuesta por tres grandes esculturas: Mujer grande, Hombre que camina y Cabeza grande. Aunque no hubo finalmente acuerdo con el patrocinador, no renunció al proyecto, que el presentaría de diferentes formas como resumen de su práctica artística.

PHOTOESPAÑA 2013

Un verano más se desarrolla en la Comunidad de Madrid, PHOTOESPAÑA 2013, XVI Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales, que inunda la capital de un gran número de exposiciones. Se divide, como es tradicional, en tres secciones principales: la Oficial, la llamada OpenPhoto, y el Festival OFF, complementadas por otras dos, la dedicada a los Programas pedagógicos y profesionales, que en alguna de sus propuestas supera el marco cronológico de las exposiciones, y la denominada, Programas para públicos. Observamos este año, a pesar de la crisis económica, la consolidación del festival, su progresiva extensión cronológica a lo largo de todo el año, y la localización fuera de nuestras fronteras.
Creemos acertada la temática principal que trata del Cuerpo. Eros y políticas, que se ha traducido en una gran diversidad de perspectivas con la que la fotografía ha tratado el cuerpo humano, masculino o femenino, desnudo o vestido, influido por las reivindicaciones políticas y sociales, de nuestro tiempo o de épocas pasadas en la lucha por la libertad. Destacamos la alta calidad de la sección oficial compuesta por 26 exposiciones de diversa extensión. Algunas merecerían un espacio propio para abordar el contenido propuesto. Sobresalen las localizadas en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, tituladas, Él, ella y ello. Diálogos entre Edward Weston y Harry Callaghan; Mujer: La vanguardia feminista de los años 70. Obras de la SAMMLUNG VERBUND. Viena; Zbigniew Dluback. Estructuras del cuerpo, y Fernando Brito. Tus pasos se perdieron en el paisaje; entre las que se aborda el cuerpo desnudo desde la comparación entre las obras de dos grandes maestros de la fotografía. El cuerpo femenino como identidad creada por la propia mujer sin el condicionante masculino; y el cuerpo muerto dentro del paisaje símbolo de la violencia social en México.
Autorretrato hablando a Vince, F. Woodman, 1975-78
Tres muestras individuales brillan con especial relevancia: La de Emmet Gowin en la Fundación Mapfre, en la que el fotógrafo retrata la intimidad de su familia a lo largo de varias décadas, especialmente de su mujer;  lo mismo que se deja fascinar por la fotografía aérea de paisajes transformados por la investigación del armamento nuclear. Por otro lado, el artista, Shirin Neshat realiza la exposición, Escrito sobre el cuerpo en la Fundación Telefónica, compuesta por fotografías de gran formato y vídeos, que descubren la anatomía humana como lugar de soporte de la escritura narrativa en la que aborda la influencia cultural y política sobre la identidad de género. Aunque fuera de la temática oficial del festival, la retrospectiva dedicada al fotógrafo Manolo Laguillo, en el Museo ICO, titulada, Razón y ciudad, impresiona por la calidad de un número siginificativo de obras que captan las transformaciones urbanas principalmente de Barcelona y Madrid desde una perspectiva documental, que se transforma en artística, reivindicando su labor teórica sobre la estética, la historia y la técnica fotográficas.
Sin título, Barbara Kruger, 1989
Finalmente, pondría el énfasis en las exposiciones del Real Jardín Botánico, una sobre la Colección Alcobendas, con obras de fotógrafos vivos, y otra titulada, Conocimiento es poder, en el que el cuerpo es un verdadero referente que se convierte en un paradigma para el entendimiento de la sociedad. Igualmente, de gran belleza artística por la experimentación de formas e iluminación, es la titulada, Desnudos modernistas, 1923-1929, del fotógrafo checo, Frantisek Drtikol. Desde una mirada completamente diferente, periodística y documental, empleando el color, más reducida de tamaño, es la titulada, The Kennedys, del fotógrafo, Mark Shaw, centrada en la figura del mítico presidente de EEUU y de su mujer. Instantáneas que captan el poder político y la elegancia, acordes con el lugar de exhibición, la tienda de complementos de lujo, Loewe.
El festival evidencia, a pesar de las dificultades económicas, la relevancia y el interés por la imagen fotográfica que se tiene en la actualidad desde el ámbito académico y cultural, hasta el profesional y el del gran público. Fruto de ello es esta extraordinaria oferta en la que se puede disfrutar como espectador, adquiriendo nuevos conocimientos sobre este arte, o como profesional para mejorar técnicamente ante el magisterio de prestigiosos fotógrafos. También se estimula la práctica con los concursos y el mercado fotográfico por la obra expuesta en más de treinta galerías comerciales.

LA MUJER EN ARABIA SAUDÍ

Haifa Al Mansour dirige y escribe la película, LA BICICLETA VERDE (Wadjda), merecido premio a la Mejor Película de Arte y Ensayo en el Festival de Venecia de 2012. Nos cuenta la vida cotidiana de Wadjda, la niña protagonista, que hace todo lo posible para conseguir el dinero para poder comprarse una bicicleta, sabiendo que las mujeres, desde muy jóvenes tienen prohibido montar en ellas, lo mismo que conducir coches de mayores, algo indecoroso desde la perspectiva de la moral islámica tradicional que rige en Arabia Saudí, que ocasiona un auténtico secuestro de las mujeres desde niñas. Como lo hace la protagonista, se educan a parte de los hombres de los que dependen para moverse libremente por la sociedad, reprimiendo cualquier iniciativa libre consigo mismas o con sus deseos hacia los demás. Están avocadas hacia el matrimonio y su vida gira entorno a la de su pareja masculina. Así le ocurre a la madre de Wadja, profesora a la que cada día le espera un chofer para ir a trabajar, que ve cómo su marido se casa de nuevo al negarse ella a tener otro hijo, tal vez varón, que diese continuidad al árbol genealógico de la familia, pues las mujeres están ausentes de él.
La sociedad de Arabia Saudí vive una importante restricción de los derechos de la mujer, de la igualdad con respecto a los hombres a causa de una interpretación muy ortodoxa de los postulados de la religión islámica, común en cierto modo a otras, por los cuales la mujer tiene un rol familiar y reproductivo exclusivamente. Apartarse de él, es causa del mal, del pecado, para el hombre y para ella. Por tanto limitar su libertad por ejemplo la exhibición del cuerpo femenino con atrevidos vestidos fuera del hogar, es reducir la posibilidad del pecado en toda la sociedad. Se llega, así al extremo, de que desde niñas, las mujeres llevan casi todo el cuerpo cubierto con un manto negro, del que apenas se deja entrever los ojos. No pueden ser vistas de otra forma en la calle. Desaparece la identidad física, el mayor peligro en relación con la autoridad moral masculina que rige el país.
Según se aprecia en la película, la mujer tiene cada vez más una actividad profesional relevante en Arabia Saudí. Necesita de entrada ser visible. De hecho, la directora, Haifa Al Mansour, es la primera mujer directora de cine del país, que le costó un doble esfuerzo poder rodar en las calles del país. La película se convierte en una bella metáfora reivindicativa por la igualdad de derechos sociales y políticos. Lo mismo que Wadjda tuvo que demostrar que puede aprenderse de memoria y recitar el libro sagrado del Corán, es decir, comportarse con rectitud, siguiendo la moral islámica, para conseguir sus propósitos de adquirir una bicicleta para ser libre, de igual forma la mujer es de similar comportamiento adecuado que el varón en ella y tiene que poder decidir sobre sí misma y actuar sin restricciones. Por otra parte, la directora deja entrever, que tal vez la mujer debe invertir sus recursos y esfuerzos, no en congraciarse con el varón, como en reforzar y educar su propia independencia, como realiza la madre de la protagonista que dedica el dinero destinado a comprarse un lujoso vestido a adquirir la deseada bicicleta verde de Wadja.