EL RETRATO CORTESANO DE VELÁZQUEZ

Las Meninas, Juan Bautista Martínez del Mazo, 1660
El Museo del Prado organiza la exposición, VELÁZQUEZ y la familia de Felipe IV, que muestra la actividad retratística del maestro sevillano durante los últimos once años de su vida y la manera como sus sucesores, Juan Bautista Martínez del Mazo y Juan Carreño, continuaron con el género a su muerte. Cronológicamente la exposición se extiende desde la entrada de la nueva reina Mariana de Austria en Madrid a finales del año 1649 hasta su retiro a Toledo en 1677. Constituye un pequeño conjunto de 30 obras pero muy significativo, que se organizan en seis secciones: De Roma a Madrid; Las dos primas; La infanta Margarita; Las meninas; Mazo y Carreño; Mazo y Carreño: Continuidad y renovación, y Una historia circular.

Retrato de Inocencio X, 1650, Velázquez
Las meninas o la familia de Felipe IV, obra cúlmen de la producción retratística de Velázquez y, a su vez, la obra maestra, prodigio de la técnica y de la significación de su arte, no se encuentra en las salas de la exposición, sino que hay que visitarla en la  propia del museo, aunque su influencia es muy relevante. Sin embargo, te encuentras con una réplica o un boceto de Mazo o como piensa algún investigador, del propio genio. Éste a su vuelta del segundo viaje a Italia introdujo novedades en el estilo pictórico y retratístico. Ya en Roma, según cuatro ejemplos, de los que destaca la efigie del papa Inocencio X, una réplica del autor que trajo consigo, se había vuelto más franco y comunicativo con el modelo.

Felipe IV, 1654, Velázquez
En la corte madrileña empieza de nuevo a retratar al rey, y sobre todo, a la nueva reina y a la infanta Margarita, futura esposa del emperador austriaco. De esta manera, inaugura una época en su carrera caracterizada por los modelos femeninos y por la introducción de ricos vestidos, alfombras y cortinas en los cuadros. Para ello amplia la gama cromática y la materia pictórica se hace más densa, utilizando una pincelada libre, pero certera. Por otra parte, incluye alusiones espaciales, el espacio cortesano, que luego continuaría la obra de su yerno, Juan Bautista Martínez del Mazo, o Juan Carreño de Miranda.

Felipe Próspero, 1659, Velázquez
La continuidad de la monarquía, la de la dinastía reinante, la de la política europea del imperio hispánico, vivió momentos fundamentales por aquellos años antes de la muerte de Velázquez en 1660. Del primer matrimonio del rey, solamente quedaba viva, la infanta María Teresa que contraería matrimonio con Luis XIV de Francia, el infante Felipe Próspero, el futuro heredero y la infanta Margarita, habían nacido en 1657 y 1651 respectivamente. El pintor y su taller retrataron a estos vástagos del rey con un sentido político y diplomático, por lo que, gran parte de las obras de la exposición proceden de aquellas cortes a donde fueron enviadas. Algunos ejemplos son de gran calidad en la captación del natural y el rico colorido.

Carlos II, 1680, Juan Carreño
Mariana de Austria ejerció la regencia tras la muerte de Felipe IV en 1665 hasta que Carlos II cumplió 14 años en 1675. Mazo representa a la reina enlutada con traje de monja, y a la infanta Margarita con vestidos de ricos colores. Continúa así la tendencia iniciada por el maestro, lo mismo que incorpora el espacio del Alcázar madrileño decorado con un atractivo mobiliario, espejos, pinturas y cortinajes. Los retratos de Juan Carreño de Miranda ponen fin a la exposición, sobre todo con el que representa a Carlos II como maestre de la orden del Toison de Oro de 1677, y que formó parte de la colección Harrach, el antiguo embajador del emperador en Madrid. Un retrato que muestra al rey adolescente, ataviado con un imponente traje y con la corona encima de una mesa en el Salón de los Espejos, símbolo de la monarquía absoluta hispana y del abigarrado estilo barroco.

LA VIOLENCIA EN MÉXICO

La película HELI, dirigida y escrita por el realizador, Amat Escalante, ganó el Premio al Mejor Director en la pasada edición del Festival de Cannes. Un prestigioso galardón para una historia ambientada en el México actual en el que la familia protagonista tiene que convivir entre unas circunstancias materiales humildes en un pueblo aislado, y el control ejercido por los traficantes de droga, cuya corrupción afecta a las mismas autoridades encargadas de combatirles. Constituye un retrato ensangrentado del país centroamericano, en el que las gentes tratan de salir adelante en medio del fuego cruzado que mantienen el estado y el crimen organizado.
De esta manera, Heli, el joven protagonista, recién casado y con un hijo, vive con el padre y una hermana adolescente, cuya rutina diaria se ocupa en el trabajo nocturno en una fábrica de montar coches. El problema principal vendrá cuando la menor, Estela, planifique con el novio escapar para luego casarse. Éste que es un joven cadete que se prepara para luchar contra el narcotráfico, cometerá el error de robar dos paquetes de cocaína a la banda que controla la región. Además la esconde en la casa de su joven pareja. Las consecuencias son trágicas para la familia protagonista. El padre muere a manos del ejército, el joven cadete torturado y asesinado, a Heli le secuestran y le propinan una fuerte paliza, y Estela es igualmente secuestrada y a su vez, forzada.
Al final, la calma o el difícil equilibrio tras estos hechos, llega a los protagonistas, que tienen que afrontar el día a día con el lastre de la violencia ejercida contra ellos o contra otros. Los narcotraficantes ajustan cuentas con los que se dejaron robar por un insignificante cadete para no dejar rastro que pudiese alcanzarles. El estado trata de gobernar, compensar y ayudar a las víctimas inocentes. El director da forma a este planteamiento argumental con un estilo naturalista, que muestra objetivo al espectador. Las imágenes se suceden con un ritmo pausado e implacable donde convive la rutina del trabajo honesto y el ocio, con la violencia del crimen o de la venganza. Decir que el argumento se resuelve desde la privacidad de los protagonistas hasta en público, a nivel comarcal, supone, en este sentido, afirmar, que la violencia se extiende desde en interior de la convivencia familiar hasta la organización política y social, en la que el paisaje árido en una metáfora y un complemento de la dura realidad.

LOS PROBLEMAS DE JASMINE

Woody Allen escribe y dirige, BLUE JASMINE, centrada en la historia de una mujer de la alta sociedad, que ve como su vida cambia radicalmente cuando el marido acaba en la cárcel y se suicida por estafa financiera. Tiene que dejar la lujosa vida de Nueva York y trasladarse a San Francisco para vivir con la hermana en un pequeño apartamento mientras encuentra trabajo. Llega a la ciudad de la costa oeste sin asimilar las nuevas circunstancias. Ella llevaba en su genes la condición de ser una persona selecta, una flor singular, destinada a disfrutar de las mejores joyas y de lujosas viviendas. Ahora tiene que beber y tomar antidepresivos para poder afrontar los problemas que tiene.
Jasmine, en una intensa interpretación de la actriz, Cate Blanchett, vive una tragicomedia que la película expone mostrando en forma de flash back, los antecedentes de la situación que provocan las desdichas continuas en la nueva ciudad. Influye de tal modo en la hermana de condición modesta, ahora divorciada con dos hijos, que causan una crisis entre ella y su futura pareja al criticar lo inadecuado de su condición. Ya le había perjudicado al favorecer la ruina del antiguo marido. Ella apenas puede salir adelante. Se muestra dubitativa ante cualquier decisión por la falta de formación individual para poder valerse por sí misma. Sin embargo, si el pasado le sirve para tratar a hombres de elevada condición social, le produce un lastre porque tiene que ocultarlo con mentiras que le impiden acceder de nuevo a ella.
Woody Allen juega con los contrastes de niveles sociales, entre la clase alta y la obrera; con la posibilidad de descenso o ascenso, que resulta verdaderamente difícil; con la asociación de la condición humana a un determinado estatus material, cuando ello depende que tengas éxito en los negocios, un buen trabajo o te toque la lotería. También, el director, más que en el argumento de una persona que ha venido a menos por las estafas del marido y las infidelidades, se ocupa de la vivencia emocional de una mujer que al final se ha enfrentado y ha roto con un mundo que creía propio, el de la flor única, ahora marchitada. Apuesta, en definitiva, por la idea que el nivel de felicidad es la meta a la que se debe aspirar, independiente de las condiciones de riqueza con ella asociadas.

ESPAÑA A TRAVÉS DE LA FOTOGRAFÍA

Bailarina española, 1850, daguerrotipo
 La exposición titulada, ESPAÑA CONTEMPORÁNEA. FOTOGRAFÍA, PINTURA Y MODA, que organiza la Fundación Mapfre de Madrid, muestra un conjunto principalmente de imágenes fotográficas que recorren la historia de España en los dos últimos siglos. Desde el primer daguerrotipo realizado en el país tomado en Barcelona el 10 de noviembre de 1839 hasta la imagen de campeones del Mundial de fútbol, captada en 2010. Reune fotografías que relatan los hechos históricos más relevantes de los siglos XIX y XX, pero también una historia en minúsculas, la de las relaciones sociales, la de lo cotidiano y los recuerdos. Hay, por tanto, una historia determinada por la evolución política y económica, y otra, de las transformaciones sociales, que afectan especialmente a la evolución del traje femenino, a través de una treintena de ejemplos, donde cambia la silueta de la mujer en sintonía con los cambios de mentalidad.

Encarnita Alcaráz, bailarina, 1925, José Diaz Casariego

La exposición se organiza en nueve secciones: Espejos con memoria; Transformaciones y estereotipos; La mujer se libera; El nuevo siglo; Hacia la modernidad; La Guerra Civil; Tiempo de silencio y autarquía; La emergencia de la clase media; y Demócratas y europeos. En todas ellas el recorrido combina los ejemplos fotográficos, la moda y alguna pintura de la época, y destaca en primer lugar la segunda, muy completa, que incluye imágenes, desde la reina Isabel II, hasta retratos de bandoleros detenidos, junto aquellas provenientes de las expediciones científicas al continente americano. La historia del país sigue el mismo desarrollo que el producido en el continente europeo hacia mayor desarrollo industrial y progreso material, a un ritmo diferente, que queda reflejado en los distintos acontecimientos culturales y políticos.

La muerte de un miliciano, Robert Capa, 1936

La exposición dirige la atención a su vez a la historia de la fotografía en España y de las técnicas empleadas. Tal vez uno de los aspectos más interesantes. Así, el visitante puede comprobar originales antiguos de daguerrotipos, de los primeros fotógrafos españoles y de los extranjeros que llegaron al país, como Laurent, anónimos, y autores, todavía no suficientemente estudiados. Observará ejemplos de auténticos profesionales y el resultado de la fotografía amateur creada a partir de las primeras cámaras comercializadas por Kodak. Encontraremos obras emblemáticas de Marín, Alfonso, Ortiz Echagüe, Brangulí, Bartolomé Ros, José Val de Omar, Santos Yubero, Robert Capa, Luis Escobar, Agustí Centelles, Catalá Roca, Cesar Lucas o de Virgilio Vieitez, algunas vintage, como la famosa del miliciano muerto de la que no se ha descubierto el negativo original, y otras copias impresas en tinta actuales, de gran calidad siguiendo a los originales conservados en archivos y colecciones.

Vivir en Madrid, Casa de Campo, 1967, Francisco Ontañón

Existen abundantes fotografías anónimas, algunas famosas que han captado acontecimientos históricos, otras simplemente formando álbunes familiares, especialmente de la década de los cuarenta y cincuenta, la primera vez que se incluyen en una exposición, seguramente tomadas por los mismos protagonistas. A causa del desarrollo de los medios de comunicación, la muestra incluye en las secciones finales, una proyección de fragmentos del NO-DO, otra de los anuncios de televisión, un recopilatorio de programas de radio, hasta llegar al último espacio en la que se proyectan simultaneamente fotografías como corresponde a nuestra época en la que se vive un auténtico bombardeo de imágenes que narran la actualidad.


CHRIS KILLIP TRABAJO/WORK

Joven en un muro, Jurrow, Tyneside, 1976
El Museo Reina Sofía organiza una exposición titulada, CHRIS KILLIP Trabajo/Work, dedicada a la obra de los años 70 y 80, principalmente, de este fotógrafo inglés nacido en la Isla de Man. Un conjunto amplio de fotografías divididas en varias secciones, relacionadas con los libros que ha publicado: Isla de Man, Costa, Retratos, Skinningrove, Pirelli, Irlanda...Pertenece al género de la fotografía documental independiente, centrada en el norte de Inglaterra, una tierra donde al comienzo de la Revolución Industrial llegaron gentes procedentes del campo y emigrantes irlandeses para trabajar en la industria siderúrgica y en las minas. Desarrolla un trabajo concienzudo de captar imágenes de las gentes en los paisajes urbanos y naturales, ocupadas en las labores cotidianas, en las casas deterioradas por el proceso desindustrial que vivió la zona en tiempos de Margaret Thatcher .

Viviendas y mina de carbón, Castleford, Yorkshire, 1976

El fotógrafo entró en contacto con las personas, con las familias de las que se hizo amigo a lo largo de quince años. De esta manera, con gran empatía a diferencia del maestro, Walker Evans, uno de sus referentes, captó con familiaridad, el día a día de las personas en las zonas empobrecidas del norte por la reconversión industrial. Renunció a la fotografía comercial o publicitaria en Londres para desarrollar su carrera de manera comprometida socialmente sin olvidar la pretensión artística, como nos cuenta en uno de los vídeos que el visitante puede ver en la exposición comentando algunas de sus obras de la región de Skinningrove. 

Jóvenes en Skinningrove
En ellas tiene presente la historia económica del lugar; la amistad con una familia y un grupo de personas que le permiten fotografiar con naturalidad; la convivencia con ellas; la dureza de la vida en un sitio deteriorado por la crisis económica; las muertes causadas por el mar embravecido; la belleza, a pesar de todo, de la luz del Mar del Norte; los jóvenes influenciados por la música punk; la lucha de este pueblo frente a los especuladores que los quieren echar. Aunque las fotografías no apoyan una opción política, él se educó en un entorno de raíz socialista y se inclina personalmente hacia la izquierda.

Viviendas, Tyneside, 1975-1981
 Desde 1991 ha estado centrado en su trabajo docente en la Universidad de Harvard y en difundir aquella obra que nunca llegó a publicar. Igualmente, ha empleado la técnica del color en las fotos que realizó en Irlanda, centrada en los peregrinos, elaboradas en pequeño formato a semejanza de un álbum y que se pueden ver en la exposición. Chris Killip, ademásde por su obra contribuyó a modelar la cultura fotográfica de los años 70 y 80 con sus iniciativas como comisario en múltiples exposiciones y cofundador y director de una galería de arte en Newcastle. Iniciativas que se encuadran en la importancia de Gran Bretaña como país pionero en el apoyo de la fotografía documental independiente y en la nueva definición del género.

ATRACCIÓN FATAL

STOCKHOLM, dirigida y escrita por Rodrigo Sorogoyen junto a Isabel Peña, recibió los premios al mejor director, mejor actriz y mejor guion novel en el Festival de Málaga. Merecidos premios para una producción original en el cine español, cuyo bajo presupuesto, sin recibir ayuda pública, se ha obtenido a través de micromecenazgo. La productora, Caballo Films, a falta de dinero para la promoción y ante la subida del IVA, decidió que en dos cines de Valencia la película se mantuviera con una entrada de 4,99 euros, aunque el reclamo no ha llegado a cuajar. Cuenta una historia sencilla dividida en dos episodios en un corto espacio de tiempo, una noche y la mañana siguiente. Un joven conoce a un grupo de amigas en una fiesta entre las que destaca una chica en la cual se fija especialmente. Cuando ella decide irse a casa antes de terminar la juerga, le sigue por la calle hasta lograr convencerla que suba a su casa. Se confiesa enamorado al primer instante. La chica no quiere ir más allá que tomarse una copa y charlar, pero el joven, le presiona hasta el punto que acaban acostándose juntos.


A la mañana siguiente, en una segunda parte, la chica quiere prolongar la relación, pero el chico tiene prisa y le obliga a abandonar la casa. Ella se niega porque está harta de que tenga que hacer lo que otros quieren. Entonces se produce una fuerte discusión con una cierta violencia. Cuando las cosas parecen calmadas y el chico decide continuar el día a su lado en un final justo que salve un encuentro fortuito que se les había ido de las manos, sucede el trágico suceso que da por término a la película. Una historia que alude al famoso síndrome que se encuentra en las personas secuestradas que se identifican con el que les priva de libertad, en este caso, el joven, interpretado por el actor Javier Pereira que coarta la capacidad de decisión de la chica, en una magnífica actuación de la actriz, Aura Garrido.


El guion y el argumento en consecuencia, se sostienen en base al continuo diálogo afilado de los personajes, no de la acción misma, a la manera teatral, donde la situación apenas cambia, las calles de Madrid vacías a la madrugada, y el piso del joven al día siguiente. Destaca el proceso psicológico de ambos, uno que intenta seducir y secuestrar la voluntad, y otro desenvolverse, salir al paso y revertir a su favor la acción. El espectador descubre que la chica tiene problemas psicológicos que el joven apenas puede entrever lo que explica el triste final. En este tour de force el espectador debe posicionarse ante las posibilidades que ofrecen cada uno de los personajes en el diálogo, de las opciones que surgen de hacer y sentir en cada uno de los momentos. La narración, por tanto, tendría un desarrollo lógico que sostiene la evolución temporal, y una apertura interpretativa que ofrece el comportamiento dialogado de los personajes ante hechos que podrían llevar a cabo los mismos. Todo un estímulo para atraer y hacer pensar al espectador, durante y después del visionado de la película.

ENCUENTRO CON JOHN LENNON

España a mediados de la década de los sesenta, donde está ambientada la película, vivía con los ojos cerrados por el autoritarismo de la dictadura franquista y la tutela que ejercía sobre el pueblo. Por una parte, pervivían los recuerdos y rencores de la Guerra Civil, por otro, se experimentaba una progresiva necesidad de cambio, de mayor libertad, sobre todo en las generaciones más jóvenes, fruto de las influencias que llegaban de fuera. Los turistas extranjeros poblaban cada vez más nuestras costas; las multinacionales se establecían en el país, y el desierto de Almería, se convertía en un gran plató cinematográfico. Así, no es de estrañar, que un profesor joven de inglés, en un colegio de curas de Albacete, enseñara la lengua extranjera a partir de las canciones de los Beatles, conjunto musical del que era fan. Sin embargo, esas canciones que escuchaba a partir de los discos o en la radio, no las entendía del todo bien. Por esta razón, se propuso visitar a John Lennon que participaba en el rodaje de la película, Cómo gané la guerra, de Richard Lester.
La película, VIVIR ES FÁCIL CON LOS OJOS CERRADOS, escrita y dirigida por David Trueba, se basa en este hecho real, en las peripecias del viaje y en la forma que tuvo para lograr hablar, aunque fuera por un corto periodo de tiempo con su gran ídolo. En el trayecto hacia el sur entabla amistad con dos jóvenes con problemas, una chica embarazada que huye de una casa de acogida, y un chico que se había escapado por diferencias con su padre policía. El conjunto es un retrato de un país atrasado social y económicamente, una dictadura que abarca desde la política, hasta las costumbres diarias de las gentes, muchas de ellas sin estudios y viviendo en la pobreza. En él se enfrenta la España oficial, la de la televisión en blanco y negro y del ordeno y mando, con la de los ciudadanos que aspiran a parecerse a otros europeos, especialmente jóvenes que se divierten con la música moderna y practican la libertad de costumbres.
El resultado es una emotiva película en la que se junta el drama y la comedia, convertida en una road movie, en la que destaca la autentícidad y agudeza de los diálogos, de unos personajes muy reales y bien interpretados por los actores seleccionados, Francesc Colomer como Juanjo, Natalia de Molina como Belén, y sobre todo, Javier Cámara como Antonio, el profesor progresista de inglés en uno de sus mejores actuaciones. Llegan a los sentimientos del espectador por la gran sencillez y calidez, así como por el tratamiento formal de las imágenes, que expresan un pasado por fortuna desaparecido, pero del que se añora la experiencia vital irrepetible.
Al final, Antonio consigue estar un rato en la caravana de John Lennon, que le invita a consumir té y marihuana. Además consigue que le corriga las canciones de los Beatles que él había transcrito a oído y le graba, en un magnetófono una canción que hoy es uno de sus grandes éxitos y que compuso en ese momento, Strawberry Fields Forever, en la que habla de sus recuerdos de la infancia. Unos recuerdos que son también de los personajes, tal vez del propio guionista de la película y de los espectadores que añoran un pasado intimo. Por otra parte, el profesor logró el propósito de que todos los discos de los Beatles a partir de ese año incluyeran las letras de las canciones.

VENGANZA EN BANGKOK

La película, SOLO DIOS PERDONA, escrita y dirigida por el danés, Nicolas Winding Refn, cuenta una serie de venganzas encadenadas iniciadas tras el asesinato de una prostituta adolescente sobre uno de los cabecillas de una organización criminal dedicada al tráfico de drogas y los combates de boxeo, inducida por un policía, cuyos métodos de justicia son el ojo por ojo y la tortura. La cadena de venganzas la estimula y continúa la madre de aquel cabecilla que trata de vengar la muerte de su hijo favorito. De esta manera se inicia un conjunto de escenas de acción y asesinato violento, que culminan con la amputación de las dos manos del protagonista, Julian, el otro hijo, frente al afán de castigo del policía torturador, al salvar la vida de la hija pequeña de éste a manos de un sicario.
En la narración cinematográfica se valora sobre todo el suceso violento y sangriento convertidos en objetivo estético, que afecta a cada uno de los personajes situados en los bajos fondos del Lejano Oriente. Los diálogos son parcos frente al silencio y la mirada de los personajes, característica que le va muy bien a Julian, interpretado por el actor, Ryan Gosling, que muestra la misma manera de actuar que en la película Drive, realizada por idéntico director, del que se ha convertido en el actor favorito. También resulta adecuado este rasgo al personaje del policía vengador, Chang, interpretado por el desconocido Vithaya Pansringarm. Una aspecto que está en relación con la forma de expresión visual y argumental de la película en la que interesa más la estilización o expresión de la realidad, a que esta misma se adecue a un planteamiento exclusivamente racional, localizado en el espacio y en el tiempo.
El espectador se enfrenta a una película de género negro, mezclada con el gusto exótico de las artes marciales, con ciertos parecidos al estilo cinematográfico de Tarantino en Kill Bill. Predomina, por tanto, la forma, el entretenimiento sofisticado sobre cualquier planteamiento realista que se propusiese tratar los problemas de fondo causados por la marginalidad, más bien, el abordar un mundo hasta cierto punto irreal, donde la venganza es el procedimiento habitual, y la justicia, a la manera antigua, no se diferencia de aquella, sino en quien la ejerce.