ATRACCIÓN FATAL

STOCKHOLM, dirigida y escrita por Rodrigo Sorogoyen junto a Isabel Peña, recibió los premios al mejor director, mejor actriz y mejor guion novel en el Festival de Málaga. Merecidos premios para una producción original en el cine español, cuyo bajo presupuesto, sin recibir ayuda pública, se ha obtenido a través de micromecenazgo. La productora, Caballo Films, a falta de dinero para la promoción y ante la subida del IVA, decidió que en dos cines de Valencia la película se mantuviera con una entrada de 4,99 euros, aunque el reclamo no ha llegado a cuajar. Cuenta una historia sencilla dividida en dos episodios en un corto espacio de tiempo, una noche y la mañana siguiente. Un joven conoce a un grupo de amigas en una fiesta entre las que destaca una chica en la cual se fija especialmente. Cuando ella decide irse a casa antes de terminar la juerga, le sigue por la calle hasta lograr convencerla que suba a su casa. Se confiesa enamorado al primer instante. La chica no quiere ir más allá que tomarse una copa y charlar, pero el joven, le presiona hasta el punto que acaban acostándose juntos.


A la mañana siguiente, en una segunda parte, la chica quiere prolongar la relación, pero el chico tiene prisa y le obliga a abandonar la casa. Ella se niega porque está harta de que tenga que hacer lo que otros quieren. Entonces se produce una fuerte discusión con una cierta violencia. Cuando las cosas parecen calmadas y el chico decide continuar el día a su lado en un final justo que salve un encuentro fortuito que se les había ido de las manos, sucede el trágico suceso que da por término a la película. Una historia que alude al famoso síndrome que se encuentra en las personas secuestradas que se identifican con el que les priva de libertad, en este caso, el joven, interpretado por el actor Javier Pereira que coarta la capacidad de decisión de la chica, en una magnífica actuación de la actriz, Aura Garrido.


El guion y el argumento en consecuencia, se sostienen en base al continuo diálogo afilado de los personajes, no de la acción misma, a la manera teatral, donde la situación apenas cambia, las calles de Madrid vacías a la madrugada, y el piso del joven al día siguiente. Destaca el proceso psicológico de ambos, uno que intenta seducir y secuestrar la voluntad, y otro desenvolverse, salir al paso y revertir a su favor la acción. El espectador descubre que la chica tiene problemas psicológicos que el joven apenas puede entrever lo que explica el triste final. En este tour de force el espectador debe posicionarse ante las posibilidades que ofrecen cada uno de los personajes en el diálogo, de las opciones que surgen de hacer y sentir en cada uno de los momentos. La narración, por tanto, tendría un desarrollo lógico que sostiene la evolución temporal, y una apertura interpretativa que ofrece el comportamiento dialogado de los personajes ante hechos que podrían llevar a cabo los mismos. Todo un estímulo para atraer y hacer pensar al espectador, durante y después del visionado de la película.

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