EL HOMBRE Y LA TECNOLOGÍA

En la actualidad, cuando andamos por las grandes ciudades o viajamos en transporte público, ya estamos acostumbrados a ver a todo tipo de gente ocupada con pequeños aparatos de alta tecnología, móviles, e-books, tablets o incluso portátiles. El tiempo malgastado en ir del puesto de trabajo a casa o viceversa ahora se encuentra mejor aprovechado. Sin embargo se observa un dependencia o un empleo cada vez mayor de la red para intensificar la comunicación humana. Este planteamiento sirve de base para la película HER, dirigida y escrita por Spike Jonze, que aborda la relación afectiva entre el protagonista, Theodore, Joaquin Phoenix, con un sistema operativo con personificación femenina, Samantha, cuya voz la pone la actriz, Scarlett Johansson.


La película se puede encuadrar dentro del género de la ciencia-ficción, pues se localiza en un tiempo futuro en la ciudad de Los Ángeles, llena de enormes rascacielos acristalados, donde las personas manejan los ordenadores con la voz, ahora muy pequeños y donde ya no hay diferenciación con los móviles. Puedes contestar y ver el correo electrónico y otros contenidos de la supuesta red digital al instante con una simple orden. Un desarrollo del mismo supone la existencia de un nuevo sistema operativo, que se puede personalizar según el sexo, masculino o femenino, que llega, en el caso del argumento, a desarrollar una relación afectiva con el usuario y actuar de forma autónoma.


El protagonista se acaba de divorciar. Se encuentra sólo y echa de menos a su pareja. La existencia de este sistema operativo femenino consigue llenar esta soledad, porque su poder en la red le lleva a poner cuerpo de mujer a la ausencia pricipal de esta relación, contratando a una profesional específica. La relación entre Theodore y la máquina, el flujo de información en la red, profundiza tanto que incluso sale con ella por la calle y se cita con un compañero de trabajo y su pareja, para pasar un día de descanso. Sin embargo un día falla el sistema. Le informan que se está actualizando. Surge la decepción cuando descubre que dicho sistema operativo mantiene un diálogo con más de 8 mil hombres, y 600 con los que tiene una relación más profunda.


Al final, como ocurrió con su esposa, le abandona. Surge el gran tema de hasta que punto es positiva o negativa la interacción hombre-máquina digital superconectada a la red, que la película aborda de manera brillante. La máquina desde luego, no puede igualarse al hombre, ni este a la máquina, son dos entes diferentes, que sin embargo pudieran desarrollar capacidades y sensibilidades parejas. Los dos tampoco deben tratar de parecerse hasta confundirse. La máquina es más rápida, plural y múltiple, que su creador, el ser humano, que lo único que puede aspirar es aprovecharse de tales facultades en un mundo digital, implementando las posibilidades de ser feliz, sin caer en la alienación irreal, porque la ventaja y a la vez la limitación se encuentra en la realidad biológica del cuerpo y la mente.

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