COREOGRAFÍAS DE NUEVA YORK

El principal objetivo de todas las personas tras finalizar los estudios y emanciparse del hogar paterno es construir una identidad individual basada en una ocupación remunerada y en unos lazos sociales. Para ello se tarda un tiempo de dudas e indecisiones hasta lograr una situación aceptable para sí mismo. La película norteamericana, FRANCES HA, dirigida y escrita por Noah Baumbach, trata de ese recorrido que hace la protagonista que le da nombre. Una joven de 27 años que es bailarina sustituta en una compañía de danza, trabajo precario que apenas le llega para pagar el alquiler de un piso compartido.


La comedia dramática se desarrolla cuando se niega a convivir con el novio y su amiga Sophie se desplaza a un apartamento más caro en la ciudad. Tiene que empezar a conocer nuevas personas de su edad que inician también una actividad profesional. Todas tienen unos rasgos peculiares. Ella ama la danza que le obliga a realizar constantemente ejercicio físico y crea coreografías para los niños. Prefiere la amistad a una relación afectiva con un hombre. Está atenazada por la soledad y la falta de dinero. Se aferra a las experiencias y pequeñas posibilidades económicas que surgen en su entorno y que remiten al pasado universitario.



Al final logra un trabajo estable y mejor remunerado, y sobre todo, seguir vinculada al mundo de la danza, haciendo coreografías, y al mismo tiempo, conseguir un piso, un espacio propio en Nueva York. La ciudad cuyas calles protagonizan también la historia. De hecho el título de la película alude al nombre completo de  Frances con su apellido que no cabe en el lugar específico del buzón. Este personaje, interpretado por la actriz y guionista, Greta Gerwig, esposa del director, llena todas las escenas. Consigue de manera efectiva trasmitir el carácter propios del mismo, con cualidades y defectos, de manera realista, un aspecto general de todo el argumento.


Se construye, así, un retrato de la vida cotidiana de una joven y su entorno con similar estatus a los cuales les conocemos por la constante conversación que entablan, por lo que hacen en las calles, en los bares y en el interior de los apartamentos. Estas actividades tienen una cierta agudeza y comicidad que conviven con los problemas reales a los que se enfrentan. El conjunto se completa con una cuidada fotografía en blanco y negro y una atractiva banda sonora.

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