LA CRISIS DE LA POLÍTICA

Los países europeos están sufriendo una crisis del sistema político a consecuencia de la recesión económica que afecta a gran parte de ellos. Los políticos han perdido credibilidad entre la gente que no ve acertadas las soluciones que aplican para resolver los problemas. Muchas de ellas impuestas por la Unión Europea o los organismos internacionales. El sistema de representación de las diferentes opciones para acceder al poder, es decir, los partidos se han alejado de los votantes. Ello se ve especialmente en países como España e Italia. El partido del gobierno ejerce el poder de manera incómoda limitado por las condiciones económicas. La oposición parece que no ejerce como tal.


En la película VIVA LA LIBERTÀ, dirigida y escrita por el italiano Roberto Andò, adaptando una novela suya, se plantean estos temas. El protagonista, Enrico Oliveri, líder del partido de la oposición, se fuga una noche ante la falta del entusiasmo que causa entre los suyos y en el público en general. Su ayudante, y su mujer recurren al hermano gemelo, un filósofo que tiene un trastorno bipolar. La maniobra tiene éxito porque logra seducir con un discurso brillante, lleno de nuevas ideas, que sorprende a la gente. Vuelve a entrar en contacto con ella y a conocer directamente los problemas de la calle. La oposición a las políticas del partido gobernante es ahora real. Suben las encuestas y aparece la opción de conquistar el poder.


En el fondo como destaca el director, los dos gemelos no sólo se parecen físicamente, sino intelectualmente. Sólo hace falta que se recupere el entusiasmo y se apliquen nuevas ideas, no aquellas preconcebidas por la rutina del sistema político. La actitud acomodaticia pone en riesgo la democracia, fundamento del juego político. Si los votantes comprueban que los partidos mayoritarios se reparten los beneficios del poder, en vez de luchar entre ellos de manera civilizada para mejorar la situación socioeconómica, no es de extrañar que al final se cuestione el propio sistema por nuevas fuerzas. Surga la necesidad de cambiarlo radicalmete, echarlo todo abajo, y empezar de nuevo, para revitalizar la representación popular.

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