LA BIBLIOTECA DEL GRECO

El Museo del Prado organiza la exposición titulada LA BIBLIOTECA DEL GRECO, coincidiendo con el cuatrocientos aniversario de la muerte del genial pintor. Reune en un pequeño espacio unos 39 libros, pinturas y estampas. Según el archivo notarial de Toledo los inventarios redactados por su hijo Jorge Manuel Theotocópuli a su muerte en 1614, recogían 130 libros que ayudan a comprender mejor la personalidad artística y la formación intelectual. Entre los expuestos, cuatro pertenecieron con seguridad a él, siendo los más relevantes, la edición de Los diez libros de arquitectura de Vitruvio, según Daniele Bárbaro, publicada en Venecia en 1556, y Las vidas de los más insignes pintores, escultores y arquitectos, de Giorgio Vasari. Ambos anotados por el propio artista.

El soplón, 157072
Si se analiza el conjunto de libros, las anotaciones y alguna carta conservada, se pueden deducir las ideas sobre arquitectura y pintura de El Greco. Nacido en la ciudad cretense de Candía, el conocimiento de la lengua griega, de la que se siente orgulloso, le va a permitir la lectura directa de los clásicos y los Padres de la Iglesia, firmando buena parte de su obra con los caracteres de esta lengua.

Tratado de Lomazzo

 El paso por Italia, principalmente, Venecia y Roma, fueron esenciales para su formación, al entrar en contacto directo con hombres de letras, la obra de otros artistas y mecenas. Adquirió los más importantes libros de la biblioteca y asimiló la práctica y la teoría artística de la época. Consideraba la pintura veneciana como la de mejor calidad. Admiraba a Tintoretto y llegó a criticar al mismo Miguel Ángel, manifestando ya un carácter altanero.

Detalle de retrato de médico, 1582-85

De esta manera, se le puede considerar, más que un mero pintor, un intelectual o filósofo versado en pintura, escultura y arquitectura, por aquella época considerada las más destacada por su vinculación con las artes liberales, y su conocimiento era indispensable para aspirar a ser un hombre universal, el objetivo que tenía El Greco. De ahí la presencia en la biblioteca de los tratados de arquitectura más importantes que se publicaron en su tiempo.

Inventario de la biblioteca, 1614
Consideraba a Andrea Palladio como el mejor de su disciplina y se cree que empezó a escribir un tratado cuyo paradero se desconoce. Sin embargo le conocemos por la actividad pictórica sobre todo en la que se demuestra toda esta profunda formación. La consideraba una ciencia especulativa, que podía imitar lo visible como también lo imposible. En este sentido la pintura religiosa, la mayor parte de su producción como corresponde a los intereses de la clientela de aquella época. Si bien sólo once libros de la biblioteca están relacionados con la misma. Serían aquellos que consultaría para ajustar los asuntos a la doctrina contrarreformista, más que la devoción personal, bastante reducida, pues a su muerte no encargó ninguna misa.                                                             

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