SOBRE LA ESCRITORA VIOLETTE LEDUC

Durante los años sesenta en los países occidentales más avanzados se produjeron cambios sociales fundamentales que supusieron, entre otros, una mejora en la igualdad entre el hombre y la mujer. Lo que nos parece hoy una obviedad, en aquellos años fue un cambio sustancial. Fue fruto de las condiciones políticas y económicas surgidas en la posguerra europea. También de la reflexión y la lucha llevada a cabo por escritoras e intelectuales como Simone de Beauvoir y Violette Leduc.


La película narra la biografía atormentada de Violette entre la Segunda Guerra Mundial y 1964 cuando publica su novela, La bastarda, que le llevaría al éxito, y por tanto, de forma definitiva, a la independencia económica. Esta llegaría tras una difícil vida durante la guerra y los años siguientes dedicados al estraperlo. Vivió condicionada por ser hija de una criada de familia de clase burguesa que se quedó embarazada de uno de sus hijos.


La biografía, dividida en capítulos, según los personajes o asuntos más importantes, arranca en los años de la guerra cuando descubre su vocación literaria, inducida por un amigo homosexual con el que vivía refugiada en una granja. La admiración, luego transformada en amor que sentía por la escritora, Simone de Beauvoir, le va a resultar definitivo, porque ésta descubrirá un talento especial para contar lo que ninguna mujer se atrevía a decir por aquella época, después de leer su libro, La axfisia


Así, algunos de los textos de sus obras fueron censurados porque era impensable que una mujer se permitiese la libertad de contar tales asuntos, hasta ahora protagonizados por hombres. Inducida y financiada por la autora del Segundo sexo, va a mezclar sus experiencias personales íntimas con otras mujeres y hombres, pues estuvo casada con la ficción. Aunque no tuvo éxito hasta los años sesenta, la relación con Simone, emparejada con el filósofo Jean Paul Sartre, le permitió conocer a los mejores autores franceses del momento, como Albert Camus, Jean Genet o Jean Cocteau.


Al final consiguió los propósitos de llegar a ser una escritura reconocida, sin renunciar a la libertad individual de ser y actuar, según la condición femenina o la orientación sexual, a pesar del origen humilde y la falta de formación, que le causaría la soledad y el sufrimiento personal.

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