PERSPECTIVA SOBRE LA MATERNIDAD

El nacimiento y el cuidado de un hijo en las edades más tempranas exige para los padres un esfuerzo suplementario. Si las condiciones económicas son favorables ayudan a solventar cualquier dificultad. Los problemas surgen cuando uno de los cónyuges no acepta las limitaciones que impone la crianza. Esto puede provocar que los aspectos positivos de un entorno adecuado y unos padres preparados se vengan a bajo. La relevancia de la maternidad y la paternidad responsable lo plantea la directora Susanne Bier en la película UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD, que enfrenta a dos parejas, una la que forma un policía en un entorno de clase media-alta y otra, la de una pareja  de yonkis, ambas con un bebé recién nacido.


En forma de intriga, pero con una significativa carga moral, la historia va descubriendo que las apariencias engañan cuando el bebé del policía muere de manera repentina. Su mujer enloquece al encontrarle sin vida, y éste, en mitad de la noche cambia a su hijo muerto con el de una pareja de yonkis. Sin embargo, ésto no aplaca el trastorno de aquella que acaba suicidándose arrojándose por un puente. La policía detiene a esta pareja por desatender a su hijo y hacer desaparecer el cadáver. Al final se descubre la verdad cuando le hacen la autopsia, desconocida para el padre y para el espectador, que el hijo no había muerto de forma natural. Un amigo del protagonista se da cuenta que el bebé que cuida no es en realidad su hijo, sino el muerto.


En la última escena han pasado los años. El protagonista le han expulsado de la policía y trabaja de reponedor en un supermercado. De repente observa a una mujer pasar entre los estantes. Es la madre yonki que desatendía a su hijo por su adicción hoy completamente rehabilitada. En ese momento se acerca un niño, aquél que cuidó en el pasado como si fuera suyo. Ella ha tenido una segunda oportunidad y ha logrado superar sus problemas sociales y formar una familia, él de igual manera en otro trabajo, vive alejado de los sucesos que le cambiaron definitivamente.

 La directora trata esta trágica historia con un estilo visual excelente, de gran sensibilidad poética. Las transiciones entre las escenas son realizadas muchas veces con contraluces entre la vegetación o empleando el fluir o el balanceo lento de las aguas, las mismas donde se suicidó la madre enloquecida, las que llegaban a la orilla de la casa acristalada donde una vez vivieron los protagonistas. Valora, de igual manera, lo primeros planos de los actores para reforzar la carga psicológica que motiva las acciones de los mismos.

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