INFANCIA SECUESTRADA

El ser humano necesita conectarse con el mundo, interactuar con él y establecer relaciones sociales para madurar y ser feliz. Resultaría muy difícil afrontar la pérdida de libertad, más si eres joven o un niño. Eso les ocurre a los protagonistas de la película, LA HABITACIÓN (Room), dirigida por Lenny Abrahamson y basada en una novela de éxito con el mismo título. Una chica de 17 años fue secuestrada con engaños y durante su cautiverio tuvo un hijo, Jack, que ha cumplido cinco. Éste nunca ha conocido lo que hay tras las cuatro paredes de la choza, salvo los cuentos que apenas puede leer, o las imágenes de la televisión, o la luz que entra por la claraboya.


 Jack se da más cuenta cada día de lo que sucede. La madre decide pasar del mundo de fantasía y amor que tiene hacia él, a contarle poco a poco la verdad, y la necesidad de escapar. Para ello organizan una huida en la que Jack en principio debía fingir que está enfermo para que el secuestrador le llevase a un hospital y entregase un papel con la verdad. Al fracasar el plan, la madre envuelve a Jack en una alfombra como si estuviera muerto, con la intención de que cuando le llevase a un lugar apartado para desprenderse de él, pudiese saltar de la furgoneta. Un objetivo que logrará, provocando la liberación también de su madre.

El mundo exterior, la realidad le causa un verdadero choque a Jack, porque todo lo que sabía se lo habían contado o lo había visto por televisión. Tiene que adaptarse a hablar con otros adultos: sus abuelos, y otros niños de su edad. Parece que no le va a resultar difícil. Más le cuesta a la madre, que tiene que revivir su pasado cuando su vida fue truncada mientras asistía a clase hace siete años en el instituto. Trata de suicidarse, pero se recupera para ser feliz con el hijo nacido de las relaciones forzadas con el secuestrador. La actriz, Brie Larson, que encarna este papel recibió un merecido premio Oscar este año.


A pesar de los diferentes premios recibidos por la interpretación de la madre, la película discurre según la perspectiva de Jack, lo que él sabe, y lo que puede deducir el espectador. Provoca de esta manera un carácter intimista en la narración, de descubrimiento de un mundo existente, que aparece como nuevo a ojos del niño, pero que está lleno por una parte de violencia y sufrimiento, y por otra, de felicidad.

ATENTADO CONTRA HITLER

Nos podemos preguntar qué hubiera sucedido si un atentado en 1939 hubiera matado a Hitler, el líder todopoderoso de la Alemania nazi. Toda la historia llena de millones de víctimas de la represión y la guerra tal vez no se hubiera producido. Sabemos que ese atentado se produjo el 8 de noviembre de ese año en la cervecería Bürgerbräukeller de Múnich donde el führer daba un discurso, pero no le afectó porque se fue 13 minutos antes de que explotara el artefacto colocado en una de las columnas del lugar, matando a siete personas. Lo había fabricado y organizado, Georg Elser, un carpintero de origen rural, que pretendía evitar el desastre al que se encaminaba su país.


La historia de este obrero cualificado la cuenta el director Oliver Hirschbiegel en la película, 13 MINUTOS PARA MATAR A HITLER, de manera objetiva. Supera las antiguas teorías que fue un atentado patrocinado por los servicios de inteligencia extranjeros o por los mismos nazis para engrandecer la figura del líder, más bien, la obra de un individuo, inteligente y visonario proveniente de un entorno rural cristiano que ve cómo las ideología fascista va ocupando progresivamente los lugares y las mentes de la gente. Observa como elimina lentamente cualquier tipo de oposición con la violencia haciéndose mayoritario entre los ciudadanos hasta tal punto que desaparece la libertad individual fuera de las organizaciones del partido nazi.


Georg, como su familia, queda en minoría dentro de su pueblo. Llega un momento que los opositores comunistas son encarcelados y obligados a trabajos forzados. A los judíos se les prohibe cualquier actividad. Él pertenece a un entorno humilde empobrecido por la crisis de los años treinta. Tiene un don especial con las mujeres que le lleva a mantener una relación con una mujer casada. Sin embargo, nada le obstaculiza para fabricar un potente artefacto con el objetivo de eliminar la causa de todos los males que van a conducir al país al desastre. Exalta la libertad individual y la creatividad todo lo que el nuevo sistema trata de soslayar.


La película cuenta todos los hechos referidos al protagonista en forma de sucesivos flash back coincidentes con los interrogatorios y los pensamientos del mismo durante las torturas que le infringen los dirigentes de la Gestapo, que no se creen que el atentado haya sido obra de un carpintero rural. Al final aceptan la verdad y le encierran hasta su ejecución en abril de 1945, pocos días antes de ser liberado el campo de concentración de Dachau donde se encontraba. Se da a entender que por orden directa del dirigente nazi, Heinrich Müller, que había participado en la investigación de su caso en 1939, pues Arthur Nebe, el otro dirigente que había llevado las investigaciones, fue ejecutado también por participar en la operación Valkiria en julio de 1944, una conspiración para asesinar a Hitler preparada por el coronel Claus von Stauffenberg, lo que une ambos atentados de alguna manera, y convierte a la película en una manifestación de la oposición alemana al régimen nacionalsocialista.

UNA FICCIÓN SOBRE AUSCHWITZ


Podemos diferenciar entre memoria personal y colectiva. Tanto una como otra son imprescindibles para poder vivir u organizar las sociedades conforme a la ley y los derechos humanos. Si la pierdes o prescindes de ella corres el riego de volver a cometer los mismos errores que en el pasado. Su pérdida puede deberse al paso del tiempo, a la vejez, cuando llegas a confundir lo que sucedio, en incluso, en los casos más graves, a no reconocer tu propia identidad o de las personas de alrededor. La memoria histórica es necesario mantenerla para recordar y tener presente los hechos violentos del pasado. Unos hechos que ya son irreparables y que la memoría logra, por su recuerdo, hacer conscientes a las nuevas generaciones de los errores cometidos.


La película REMEMBER, del director canadiense, Atom Egoyan trata sobre las dos memorias, la personal y la colectiva, que por los hechos vividos, se interrelacionan. Dos ancianos judíos, Max y Zev, que residen en una residencia, se ponen de acuerdo para vengar la muerte de sus familias asesinadas y maltratadas por un nazi en el campo de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. Quien va a llevar la búsqueda es el segundo, que padece demencia senil, para lo cual se fuga de la residencia, y emprende la búsqueda del supuesto nazi, que responde a un nombre que fue utilizado repetidas veces por oficiales de las SS alemanas para ocultarse. Tiene como objetivo matarle.


En el camino, tiene que seguir la carta que le ha escrito su amigo Max. Los fallos de memoria le obligan a leerla constantemente porque pierde la noción del tiempo y lo que está haciendo. Echa de menos a su mujer Ruth, fallecida recientemente, que le ayudaba en todo. Así va encontrándose con los supuestos nazis, alguno de ellos alemanes de esa ideología, pero que no estuvieron en el campo de concentración. Al final se encuentra con su objetivo, que vive apartado en una casa de campo con su familia. 


 Entonces se descubre la verdad, y la que resulta una sorpresa argumental para el espectador. El protagonista no lo puede recordar en un primer momento por la enfermedad hasta que se lo cuenta su supuesto enemigo. Los dos son amigos, nazis jefes en Auschwitz. Para escapar de Alemania se tatuaron un número simulando que eran judíos. A quien debía matar, el anciano Zev Gutman (Christopher Plummer), era el mismo, que se había cambiado el nombre y se había convertido a la religión judía, guiado por Max que le reconoció en la residencia de ancianos, y que se aprovechó de que tenía Alzeimer para vengarse.

ARCO 2016

Durante los días 24 al 28 de febrero se organizó la Feria Internacional de Arte Contemporáneo ARCO MADRID en Ifema. Este año 2016 se presumía una cita especial por conmemorarse en 35 aniversario de su creación allá por el año 1982. Pudimos asistir el sábado 27 entre una multitud de gente que se dió cita. Los pabellones 7 y 9 estaban llenos a rebosar y las galerías ocupaban el espacio al máximo. Igualmente habían llenado los pasillos entre los mismos. A ello se unía los stands de las revistas, periódicos y los servicios de hostelería.


La feria ha logrado volver a tener unas dimensiones que recuerdan aquellas ediciones muy atractivas del pasado tras las fuerte crisis que padeció en los últimos años. La competencia internacional le había desvalorizado. Hoy parece dirigirse a una posición en el que se sitúa como puente respecto al mercado artístico iberoamericano con clara influencia en el portugués. De hecho en el mes de mayor habrá una edición Arco en Lisboa. A difierencia de otros años, en la presente no ha habido un país invitado. En cambio, alrededor de las entradas se ha localizado una sección con las 35 galerías más representativas de la historia de la feria.


Otros espacios han sido ocupados por el programa general, muy intenso y con gran variedad de obras; Sólo projects, espacios dedicados a un artista latino en exclusiva; y Opening, compuesto por galerías con menos de 7 años de experiencia. La pintura, la escultura, el grabado, la cerámica, el dibujo, la fotografía y el vídeo eran los soportes más comunes. A diferencia de otras ediciones, cada vez menos fotografía en favor de la pintura y escultura de todos los tamaños. Todos estos géneros combinan muy diferentes técnicas y materiales, a veces combinándose unos con otros. No faltan las performances, ni las creaciones artísticas improvisadas o encontradas.


Las obras artísticas de Arco, por tanto, son muy variadas y de diferente valor. Todas ellas dentro del gusto artístico contemporáneo. Muy atractivas para los coleccionistas de todos los niveles: desde los institucionales a los privados, o incluso los que inician su propio conjunto. También para los aficionados al arte, el público en general, que pueden disfrutar recorriendo los pabellones y las galerías del arte desde comienzos del siglo XX hasta este mismo año. Han podido ver obra de Picasso, Miró, Dalí, Antonio Saura, Tapies, Man Ray, o de Antonio López, Botero, una larga lista de nombres consagrados, y otros, menos relevantes, que presentan sus creaciones como propuestas visuales que impactan en el espectador.