LA RELIGIÓN DE LAS MATEMÁTICAS


La ciencia matemática nos permite conocer los mecanismos con los que funciona el mundo que nos rodea. Constituyen la base del pensamiento racional y científico del mundo occidental desde los antiguos griegos. Los distintos hayazgos se han ido acumulando a lo largo de los siglos para ser empleados por las distintas épocas y seguir progresando cada vez más en el conocimiento de la realidad, los mecanismos profundos del Universo. Nosotros hemos llegado a ellos desde lo material lejos de la concepción religiosa. Sin embargo, hubo un hombre, nacido entre la pobreza de la ciudad India de Madras, Srinivasa Ramanujan, que realizó a comienzos del siglo XX nuevos teoremas adelantados a su tiempo como expresión de la sabiduría divina.


La película, EL HOMBRE QUE CONOCÍA EL INFINITO (The Man who Knew Infinity), dirigida por Matt Brown, narra la vida de este genio de las matemáticas, capaz de hacer cálculos de gran complejidad sólo con su mente. También, sin recibir una educación formal, escribir libros con extraordinarias teorías, que avanzaban en el conocimiento de las matemáticas, tras siglos de experimentación racional. Las tenía escritas en libros manuscritos repletos de fórmulas ininteligibles para la gente común. Se sabía descubridor de algo superior y quería hacerlas llegar a las personas indicadas para que las examinasen. Tenía la dificultad que era practicamente un mendigo que dormía en el suelo. Consiguió primero encontrar trabajo como contable, lo que le resultaba fácil porque no necesitaba un ábaco para hacer las cuentas.


Al final consiguió contactar con el profesor, G.H. Hardy de la Universidad de Cambridge, que le trae al Reino Unido en 1914, coincidiendo con el comienzo de la Gran Guerra. Atrás queda la familia, la madre y su joven esposa. Tiene que superar en la metrópoli colonizadora, la añoranza de su tierra y de los suyos, los prejuicios raciales y sociales. La prestigiosa universidad le mantiene, y a través de aquel profesor, hacerle demostrar sus formulaciones, depurar sus teorías de cualquier error, y publicar los descubrimientos. Lo consigue en un momento de grandes privaciones materiales por el conflicto bélico. Igualmente chocan sus costumbres religiosas hindús con la religiosidad cristiana del Trinity College o el ateísmo de su mentor.


Con grandes dificultades conseguirá ser aceptado en la prestigiosa sociedad matemática inglesa e incluso ser profesor de la misma universidad, aunque en el camino se dejará la salud y casi la vida tras contraer la tuberculosis e intentar el suicidio. Tras la guerra, logra por fin regresar a su país natal con gran honor, pero la dicha le dura poco al fallecer un año más tarde. Durante ese periodo siguió escribiendo aquellos teoremas que ponían en su mente y en sus labios los mismos dioses y que hoy son útiles para conocer la infinitud del Universo.

LOS REFUGIADOS DE 1940

Hoy Europa está sufriendo la llamada crisis de los refugiados. La sangrienta guerra de Siria y los conflictos que causa el terrorismo en Asia y África, ha provocado que numerosas familias abandonen sus países de origen para llegar a una nueva tierra de asilo. Sin embargo, existen numerosos inconvenientes. En el camino hay otros países donde poder establecerse, pero las condiciones son penosas. Igualmente, las poblaciones a donde van a vivir les rechazan. Además, los viajes son largos y peligrosos si hay que cruzar el mar. Las imágenes de su sufrimiento entran diariamente en los hogares de todo el mundo. Hubo un tiempo en el que la guerra se localizó en el Viejo Continente, y las gentes se desplazaron para huir de la violencia bélica.


Esto lo cuenta la película, MAYO DE 1940, dirigida por el francés, Christian Carion, referido a los franceses, que abandonaron sus hogares del norte del país para dirigirse al sur, y así evitar el avance de las tropas alemanas en el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Fue una consigna del gobierno de aquella época que tenía el precedente de lo que ocurrió en 1914. En 1940 millones de personas se embarcaron con lo poco que tenían hacia un nuevo destino, pero la guerra se desarrollaba más rápido que las gentes a pie o en antiguos vehículos. Las tropas francesas junto con las inglesas intentaron parar a los alemanes en vano. Las divisiones acorazadas germanas superaron cualquier oposición e hicieron fracasar en muchos casos la huida.


La película se centra en un grupo de vecinos de un pequeño pueblo al norte de Francia, junto a un padre y un hijo, que residían allí por la persecución nazi. El argumento de la película es sencillo. Los vecinos del pueblo deciden abandonar sus hogares para ir a la costa. La maestra se lleva al hijo del opositor alemán, que había sido encarcelado en la ciudad de Arras. La cercanía de las tropas germanas provoca el caos y la liberación de las cárceles mientras los ingleses se retiran a Dunquerque. El padre iniciará, entonces, una intensa búsqueda de su hijo junto a un oficial escocés que intenta volver a Inglaterra. Habrá por tanto, dos relatos paralelos, por un lado, el protagonizado por los vecinos del pueblo junto con el niño, que son testigos de los horrores de la invasión, y por otro, el del padre junto al soldado, que tratan de sortear la represión de los alemanes.


La película sitúa su objetivo en el sufrimiento de la población civil, en los sentimientos y pesares de una población que padece los ametrallamientos y las bombas. En la necesaria solidaridad que deben tener las personas para poder sobrevivir en medio del caos y la violencia. Aparece resaltado el valor de la vida frente a la injusticia de la muerte, de la condición humana al margen de pertenecer a un bando u a otro. Los niños y jóvenes franceses mueren de manera violenta, pero también los soldados germanos, un poco más mayores. Sólo les separa una frontera y un idioma, aunque en el fondo la igualdad que confiere los sentimientos humanos le une y supera a la ideología irracional que motiva a los causantes de la tragedia.

DEL DIVISIONISMO AL FUTURISMO

Giovanni Segantini, Traje grisón, 1887
La Fundación Mapfre de Madrid organiza una interesante exposición con el sugerente título, DEL DIVISIONISMO AL FUTURISMO. El arte italiano hacia la modernidad, protagonizado por 78 obras maestras de pintura y una serie de documentos que nos ayudan a comprender el periodo de la historia del arte del país transalpino entre 1891 y 1914, principalmente. Supone entender una evolución estilística del arte tradicional hacia la vanguardia. El primer hito fue denominado divisionismo, un tipo de pintura que llegó hasta los años veinte del pasado siglo. Arrancó en la exposición trienal organizada por la Academia de Bellas Artes de Brera en Milán la primera fecha, y lo integraron, aunque fuera de manera individual, no formando un grupo constituído, Emilio Longoni, Angelo Morbelli, Gaetano Previati y Giovanni Segantini.

Emilio Longoni, Ghiacciaio, 1905

La revolución pictórica del divisionismo se basaba en las investigaciones científicas sobre la luz y el color que se estaban difundiendo en Europa, que separaba los tonos de luz y color para para expresar lo que quería representar el artista. Entendido como un medio, no como un fin en si mismo, lo que le separaba del famoso movimiento francés, el Puntillismo de Georges Seurat. El difusor de esas investigaciones en Italia, así como catalizador de la nueva manera de pintar fue el también artista, crítico y marchante, Vittore Grubicy de Dragon. El pintor divisionista se aleja de la realidad visible para representar las emociones del pintor y evocar las cuestiones más profundas que afectan al ser humano. De todas las maneras la naturaleza fue el escenario ideal para sus obras como aquellos propios de las clases más desfavorecidas, afectadas por el desarrollo industrial y urbano.
Umberto Boccioni, Desnudo de espaldas. Contraluz, 1909
El divisionismo tuvo una vertiente simbolista, siguiendo la tendencia que desde finales del siglo XIX, se extendió por toda Europa. Por otra parte, la significativa ruptura de ese estilo, sentará las bases del primer movimiento de vanguardia del siglo XX, también propiamente italiano, llamado futurismo. El poeta Filippo Tommaso Marinetti puso su fundamento con la publicación en el año 1909 del primer manifiesto en el periódico parisino Le Figaro. Lo llegaron a formar, Umberto Boccioni, Gido Severini, Carlo Carra, Luigi Russolo y Giacomo Balla como mentor del grupo. Todos ellos partieron de la técnica divisionista para lograr su propia forma de pintar, inspirada en una nueva estética, la de la captación del dinamismo de la sociedad moderna industrial originado por las máquinas construidas por el ser humano.

Giacomo Balla, Compenetración iridiscente nº 4, 1912-13

Surge una nueva forma de entender la belleza, la que representa el movimiento, lleno de fuerza y velocidad. Como tal grupo de vanguardia, no sólo pretendía renovar el arte, sino la vida misma. En palabras de Marinetti: {...}un automóvil rugiente, que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia. Tal ímpetu transformador del futurismo con sus distintas experimentaciones, establecería los caminos hacia la ruptura del espacio tal y como lo perciben nuestros ojos, y sentarían las bases de la abstracción.

EL ÁRBOL MILENARIO


El desarrollo económico sin limite ha llegado a su fin. Implica la destrucción del medioambiente al utilizar sin control los recursos proporcionados por la naturaleza para satisfacer las necesidades energéticas de la población. El fenómeno del cambio climático es la manifestación más importante de la agresión radical que el ser humano ejerce sobre la Tierra. Ya no existe ninguna excusa para frenar esa explotación irracional, porque los beneficios económicos, incluso para una minoría de población, son de muy corto alcance en el tiempo. Se hace necesario un crecimiento sostenible.


En la actualidad muchas empresas han apostado por este desarrollo impulsando las energías renovables, sin embargo, en otras su apuesta simplemente es una estrategia de marketing. El compromiso por la defensa del medio ambiente y el crecimiento sostenible implica también a cualquier ser humano en su relación con la actividad económica. La película EL OLIVO, dirigida por la española, Icíar Bollaín nos cuenta el valor de un olivo milenario, tal vez plantado por los romanos, en un pueblo interior de Castellón. Un valor transmitido de generación a generación a una familia campesina para obtener aceite para sobrevivir. Con él se transmitieron las técnicas ancestrales del cultivo y explotación, y el concepto más sencillo de relación sostenible con el entorno natural.


El árbol milenario fue vendido en los años de especulación urbanística para montar un negocio de hostelería. Se conoce el alto valor de estos árboles para dar un carácter ornamental en los lugares más dispares del mundo. Para los protagonistas, el dinero obtenido se perdió al fracasar el negocio y tener que volver a la explotación agrícola. Ahora, Alma observa como su abuelo está enfermo, sin memoria y ni habla. Recuerda los años cuando era una niña y jugaba con él en los recovecos del viejo tronco. Su afecto le lleva a investigar y localizar el paradero del viejo olivo familiar para intentar recuperarle el ánimo y la salud. 


Convence a su tío y a un joven del pueblo de ir a Düsseldorff con un camión para traerle de nuevo con la mentira que los alemanes lo devuelven sin problemas. Sin embargo el olivo milenario preside el vestíbulo de una empresa energética que a la vez utiliza su imagen como emblema ecológico. A través de las redes sociales y de sus amigas, entra en contacto en Alemania con organizaciones defensoras del medioambiente que organizan una manifestación frente a la empresa. Sin embargo, no consiguen sus objetivos, unicamente una rama para ser ingertada en la tierra de origen que le vio nacer.

LA LISTA NEGRA DE HOLLYWOOD

Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial la lucha contra el fascismo se convirtió en un enfrentamiento entre el mundo capitalista, representado por EEUU, y por el comunista, dirigido por la URSS. Sin embargo, las gentes no se encontraban tan polarizadas con los dos grandes bloques que protagonizaban la Guerra Fría. En la misma norteamérica existía un grupo de población concienciada socialmente y defensora de los derechos civiles, que no iba a renunciar a sus ideales por la existencia de esta lucha. De hecho ocuparon puestos relevantes en la industria del cine. La película, TRUMBO, se refiere a la vida de uno de los más prestigiosos guionistas de Hollywood, que va a caer en desgracia, al negarse a declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas del Congreso. 


No quiso declarar si formaba parte del Partido Comunista y si defendía la lucha de los trabajadores. Tampoco delatar a otros compañeros, guionistas, actores y técnicos que tenían las mismas ideas. Esta circunstancia le llevó a formar parte de una lista negra, que impedía ser contratado en la industria del cine, como firmar guiones. Los diez guionistas que tuvieron esta actitud fueron condenados por desacato y llevados a la cárcel. El comité sabía de sus actividades e ideología, alguno había formado parte de las Brigadas internacionales durante la Guerra Civil española, De todas maneras, fueron delatados por algunos actores como Ronald Reagan, futuro presidente del país y atacados por el famoso, John Wayne y la poderosa columnista de cine, Hedda Hopper, ferviente anticomunista.


El escritor Dalton Trumbo era tan patriota y defensor del estilo de vida norteamericano como sus detractores. Luchó en la guerra, pero tenía unos ideales de igualdad distintos conceptualizados en la izquierda durante los años 40 y 50 del siglo XX. Tras el largo proceso al que se vio sometido y pasar por la prisión, tuvo que valerse de nombres supuestos o amigos para seguir haciendo guiones y obtener recursos para mantener a su familia, que le va a ayudar con su trabajo. Así lograría seguir adelante, incluso con éxito al ganar un premio Óscar con las películas, Vacaciones en Roma y El bravo, cuyos galardones recibiría oficialmente muchos años después.


A él le interesaba derrotar al grupo conservador de Hollywood, el que había contribuido a silenciarle mediante la lista negra. Esto se va a producir a comienzos de la década de los sesenta, cuando el productor y actor de la película, Espartaco, el actor Kirk Douglas, le encargue el nuevo guion. Igualmente, cuando el director, Otto Preminger haga lo mismo para Éxodo, grandes éxitos de taquilla. Su nombre aparecería ya en los títulos de crédito. La Guerra Fría continuaba, pero el nuevo presidente, John Kennedy, la dirigía de diferente manera. Eran otros tiempos con el inicio de la lucha por los derechos civiles y la apuesta por el desarrollo cultural y la sociedad de consumo en libertad.

LA CAPTURA DE EICHMANN


Los crímenes del régimen nazi dejaron una profunda huella en la sociedad alemana. Después de la guerra surgió una nueva Alemania situada en el mundo occidental dirigida por el canciller Adenauer que propuso dejar el pasado atrás. La nueva andadura democrática tenía, sin embargo, que hacer frente a una regeneración de la sociedad por las graves responsabilidades sobre los hechos acontecidos. Este duro pasado tardará en ser afrontado, en hacer justicia de alguna manera, para construir un futuro mejor. Uno de los héroes que pretendió este propósito en una época en la que parte de los miembros que habían participado en el antiguo régimen seguían en sus puestos, fue el fiscal que da título la película, EL CASO FRITZ BAUER (Der Staat gegen Fritz Bauer), dirigida por Lars Kraume.


Fritz Bauer, hijo de judíos, llegó a ser juez de distrito, muy joven durante la República de Weimar. Estuvo relacionado con el Partido Socialdemócrata en ese convulso periodo. La llegada de los nazis al poder le obligó a exiliarse, primero en Dinamarca, y luego en Suecia, donde pasó la guerra. A su regreso en 1949, recuperaría su puesto, y llegaría a ser fiscal general del estado de Hesse en 1956, puesto que ocuparía hasta su muerte en 1968. A contracorriente, pretendía llevar a los criminales nazis ante los tribunales, una tarea verdaderamente difícil por la propia política de olvidar el pasado del nuevo régimen, como por la pervivencia de elementos peligrosos en las altas esferas.


Su lucha va a tener éxito, tras infructuosas búsquedas, cuando reciba una carta de Argentina proveniente de una familia que informa que el novio de su hija es el hijo de Adolf Eichmann, uno de los responsables organizativos del Holocausto, que vivía con otra identidad en el país americano, aunque sin demasiada discrección, hasta el punto de fingir su identidad real y hacer declaraciones en una revista ultraderechista. Aunque el estado de Hesse tenía abierto un expediente sobre este personaje de las SS y otros de su misma condición, no querían enjuiciarlos, por lo que puso la información en manos del Mosad, los servicios de inteligencia israelíes. Éstos le habían investigado, pero descartaron que fuera, sin mas pruebas, aquel peligroso criminal.


Las evidencias definitivas se las dio Fritz Bauer con riesgo de cometer alta traición al identificarle por ser trabajador de la fábrica de coches Mercedes. Lo que siguió fue el secuestro por el Mosad en Argentina y su traslado a Israel para ser juzgado y condenado a muerte. El famoso fiscal continuaría con su lucha al iniciar el gran juicio de Auschwitz en Frankfurt, uno de los casos penales más importantes de la posguerra. Por otra parte, la película cuenta cómo se libró de la acusación de alta traición por que mantuvo sus gestiones con los israelíes ocultas, y el fiscal que tenía como ayudante no aceptó el chantaje de los servicios de información alemanes, que le incitaron a denunciarle a cambio de ocultar sus relaciones homosexuales, lo que le costaría la cárcel. De esta manera, la lucha de Fritz Bauer también es en defensa de los derechos y las libertades individuales, por cambiar unas leyes injustas que criminalizan la orientación sexual que caracteriza a los protagonistas.