ENTRE SERBIOS Y CROATAS


La Guerra de los Balcanes en la década de los noventa del siglo XX puso fin a una centuria marcada por la violencia bélica en Europa. Tenía que ser en una región en la que convivían nacionalidades, lenguas y culturas distintas sometidas a unidades políticas impuestas desde fuera. La descomposición del bloque soviético influyó que este polvorín volviese a estallar de nuevo para dejar profundas huellas en la población que vivía en el mismo territorio. El genocidio y la muerte indiscriminada volvió a revivirse tras la segunda guerra mundial. El odio entre las distintas etnias se enfrentaron a las relaciones humanas, al amor entre los jóvenes de la misma edad. Este argumento lo desarrolla la película, BAJO EL SOL (Svizdan), escrita y dirigida por Dalibor Matanic, por la cual recibió el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes.


La película cuenta tres historias de amor entre una mujer serbia y un hombre croata que se producen en tres épocas distintas: poco antes del inicio de la guerra en 1991; después de la misma en 2001, y ya casi en la época actual, 2011. Tienen en común que se ambientan en la misma zona rural donde los croatas y serbios viven a poca distancia, separados por un puente. También en la película, los tres momentos están protagonizados por los mismos actores que dan vida a personajes distintos, todos jóvenes. Los tres episodios tienen de fondo la imposibilidad del amor por las diferencias étnicas, que les causa graves problemas. 


En la primera historia, Jelena e Ivan tienen una relación amorosa y han decidido abandonar el pueblo para irse a Zagreb donde puedan vivir juntos, sin importarles las diferencias culturales que les separan. Sin embargo, este amor se va a ver truncado cuando el hermano de ella, serbio, lleno de odio lo impida, y provoque, la muerte violenta del novio. En la segunda historia, el pueblo y las casas están devastadas por el conflicto bélico. Una madre y su hija regresan de la ciudad al que fuera su hogar. Han sido víctimas como muchos habitantes del enfrentamiento armado. Han muerto sus familiares y están solas. Tienen que reconstruir la casa y llaman a Ante, un joven carpintero croata para que arregle las puertas y el suelo de madera.


Natasa, traumatizada por la muerte de su hermano, no puede soportar al carpintero por el odio que guarda en su interior. La convivencia diaria con él y la influencia de la madre que le induce a buscar pareja en el pueblo, donde apenas hay mujeres, hace que al final surga la pasión entre los jóvenes, aunque las heridas del antiguo enfrentamiento, les impida seguir juntos, pero si reconocer que el amor es esencial, el mejor rasgo de humanidad. Finalmente, en la tercera historia el antiguo conflicto parece haber desaparecido. Las construcciones se han renovado y los jóvenes buscan la diversión continua. Uno de ellos es Luka, croata, que vuelve al pueblo por una fiesta que se va a celebrar al aire libre. Estudia en la universidad y hacia tiempo que no regresaba a su lugar de origen donde viven sus padres.


Acompañado de un amigo, pretende, tras pasar la fiesta, irse de vacaciones estivales. Sin embargo, lo que quiere en el fondo, es quedarse con su antigua novia serbia con la que tuvo un hijo, y de la cual espera el perdón, reconciliarse, y vivir juntos de alguna manera. Lo que supondría el triunfo de aquellos sentimientos que tuvieron, frente a las prejuicios étnicos que les separaron, pero que todavía siguen latentes entre las personas que buscan el amor y la esperanza frente a la intolerancia y el odio.

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