LA MUJER Y LA PINTURA


La historia del arte ha tenido pocas protagonistas femeninas. Las condiciones que impuso la sociedad tradicional a las mujeres, les limitó cualquier actividad artística. Fueron una minoría cuyos nombres han llegado hasta la actualidad, rodeadas de una mayoría de hombres en las distintas bellas artes. Será en el mundo contemporáneo cuando empiece a crecer su número, tanto en la pintura como en la escultura. La película, PAULA, del realizador alemán, Christian Schwochow, narra la vida breve de la artista, Paula Becker, que es a la vez una lucha por la igualdad con los hombres, por su reconocimiento y libertad, frente a la obligación tradicional de entregarse al matrimonio en exclusiva.



Desde joven decidió estudiar pintura en la colonia de artistas de Worpswede, donde compartían el aprendizaje, hombres y mujeres. A difierencia de ellos, tenía que pagar las clases. Allí conoció al poeta Rainer María Rilke y a la pintora, Clara Westhoff. También al que sería su marido, el pintor viudo, Otto Modersohn, padre de una niña. Poco tiempo después de ingresar en la residencia, financiada por su padre, contrae matrimonio con él, que se hará cargo de su sostenimiento económico. Paula tiene un estilo peculiar de pintar, más próximo al expresionismo, un estilo novedoso en la Europa de aquellos años y no suficientemente entendido por los compradores que les atraía una forma más cercana al impresionismo francés.



De esta manera, ella se sentía prisionera por la circunstancia de estar casada sin poder desarrollar todo su talento. Tampoco su matrimonio iba bien del todo. Otto no quería consumarlo porque temía que muriese Paula si se quedaba embarazada.  Pensaba en Rembrandt cuya mujer Saskia murió al tener un hijo. Rilke le facilitó la huida, y en 1905, se fue a París para aprender y desarrollar su carrera después de cinco años casada. Otto le seguiría manteniendo. Allí, pasaba sus ratos libres con Clara, que trabajaba de ayudante del famoso escultor, Rodin, y aprendía en una academia, dibujando al natural. En ésta conoció a un joven fotógrafo, que le va a llevar a replantearse su vida, tras perder la virginidad con él.


Sin embargo, no vende ningún cuadro, a pesar que sigue aprendiendo y teniendo claro que tiene un estilo artístico definido, que no se fija en la naturaleza como tal, en representarla del natural, sino en interpretarla a través del sentimiento. Otto, ante la negativa de volver a Alemania y quererse divorciar, decide visitarla. Paula se reafirma en romper el matrimonio, pero no está del todo convencida. Ante la duda y la penuria económica, vuelve con su marido a Worpswede, donde morirá en 1907, poco después de haber tenido una hija. Una premonición de ella que siempre había pensado que moriría joven después de haber pintado tres cuadros importantes.



Paula Modersohn-Becker se convertiría con el tiempo en la primera pintora en tener un museo dedicado sólo a ella en el mundo, compuesto por un lote de centenares de obras realizadas. En un ejemplo de la lucha de la mujer por tener una carrera propia dentro del mundo artístico que tradicionalmente estaba ocupado por los hombres. Igualmente, por tener un estilo propio, en aquella época de comienzos del siglo XX, de carácter vanguardista, expresionista. Por tanto, una doble lucha por conseguir la libertad.

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