BLADE RUNNER 2049

Hace más de treinta años se estrenó la película BLADE RUNNER dirigida por Ridley Scott, basada en una novela de ciencia-ficción de Philip K. Dick, que supuso todo un acontecimiento en el género. Se ambientaba en un futuro de la humanidad donde el planeta se había deteriorado por la superpoblación y la contaminación atmosférica. La ciudad de Los Ángeles era la macrociudad donde se situaba la acción donde unos policías, los blade runner, perseguían a unos robots, fabricados con biotecnología, muy semejantes a los seres humanos. Vivían en las colonias del espacio exterior y realizaban el trabajo, a modo de esclavos que no podían hacer los hombres. Fueron fabricados por una empresa privada y acabaron teniendo la suficiente consciencia para pretender seguir viviendo más allá de su fecha de muerte programada.


En aquella primera película, los replicantes, que así se llamaban, regresaban a la Tierra, para entrar en contacto con el fabricante y lograr no morir. El desenlace es bien conocido. El policía protagonista, Rick Deckard, termina huyendo con una versión  femenina, llamada Rachel, de la que está enamorado y que no tenía fecha de caducidad. En esta segunda película, se continúa aquel argumento. La nueva generación de replicantes es más sofisticada y no presentan tantos problemas como la primera. El protagonista de la historia es un policía, que es a su vez un robot, que persigue algunos ejemplares del modelo antiguo. El problema surge cuando descubre que existió un cruce entre humanos y replicantes. Rachel tuvo una hija que al nacer le provocó la muerte. Es el nexo de unión entre las dos películas. 


Las autoridades ocultaron el caso en su momento. Querían mantener el orden ante la posibilidad de una revolución de replicantes que desean tener derechos como los humanos. Igualmente, la empresa que los fabrica está interesada en encontrar al descendiente para hayar la clave de su fertilidad. Se plantea una lucha, en consecuencia, entre el nuevo blade runner, agente K, que trata de averiguar la verdad y la entidad que los fabrica. En la investigación que desarrolla descubrirá que él tiene recuerdos reales de cómo fue ocultada la hija de Rick Deckard en un orfanato. Hicieron creer que tuvo un hermano y que ella murió. También, descubrirá que éste se comprometió en vivir apartado siempre en las ruinas de Las Vegas. Al final, el agente K, logrará el encuentro entre padre e hija.


La película dirigida por Denis Villeneuve no desmerece de la primera, a pesar del impacto argumental y estético que supuso en los años ochenta. Mantiene el interés del espectador a lo largo de todo el metraje. Además, tiene seguramente escenas y logros visuales para recordar al emplear una tecnología más avanzada en los efectos especiales. Resultan llamativas las figuras virtuales que se repiten en diferentes tamaños e interactúan con los protagonistas, y los ambientes apocalípticos de grandes esculturas e infraestructuras arruinadas. Ha perdido, la segunda parte, una cierta autenticidad, el impacto de la novedad, pero de la misma manera, nos hace reflexionar sobre cuál es el futuro de la humanidad después de más de treinta años en los que hemos comprobado cómo los avances tecnológicos nos han cambiado la vida.

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