EL ARTE DE LA POLÍTICA


El ejercicio del poder requiere hacer política. En los sistemas representativos y democráticos gestionar los asuntos públicos supone mantener una imagen determinada ante el electorado. Defender unas posiciones de manera flexible para llegar a los mejores acuerdos con otras formaciones situadas en un espectro ideológico diferente. Aquellos políticos dotados de la habilidad de persuasión y de ser capaces de ir más allá que la defensa de sus propias ideas, son capaces de alcanzar el puesto más alto en un país. Para llegar a esta posición se necesitan a veces muchos años e ir pasando de un puesto a otro más elevado. De esta manera, a lo largo de su carrera, si se mantiene activo, acumula todo un conjunto de experiencias que determinan su actuación presente. Unas experiencias que se mezclan con su vida personal.


El retrato de esta doblez entre lo que es la persona en sí y su actuación política, se muestra en la película, LA CORDILLERA, escrita y dirigida por Santiago Mitre, que está protagonizada por el presidente de Argentina, Hernán Blanco, encarnado por el actor, Ricardo Darín. Ha conseguido el máximo puesto de la nación después de una larga carrera desde la juventud como mandatario en provincias. Tendrá que enfrentarse a grandes decisiones en la cumbre programada en Chile de los países sudamericanos con el objetivo de crear una organización petrolífera propia. Es un presidente recién llegado y no es muy conocido. De entrada decide seguir los postulados defendidos por Brasil contra la opinión de México de dar entrada a las empresas privadas, lo que es lo mismo, a los EEUU.


De forma paralela, tiene que gestionar los problemas que le causa su hija, divorciada y con problemas mentales causados, por una parte, por la caída en desgracia de su marido, implicado en la corrupción de beneficiarse economicamente por el puesto político de su suegro, y por otra, por una niñez hasta cierto punto traumática, de ser testigo de sucesos oscuros referidos a su padre. La película retrata al presidente Hernán Blanco como persona compleja donde la parte que tiene de político profesional ha devorado y se confunde con su parte de ciudadano normal. La técnica de gestionar el poder de la nación es la que emplea para resolver los problemas familiares. Es el riesgo de hacer política, que prevalezca el arte de la simulación y la persuasión para conseguir unos objetivos, frente a la comprensión y afectividad de las relaciones humanas.

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