SOCIEDAD Y EDUCACIÓN




UN VISADO AL PARAÍSO


El Museo de la Ciudad de Madrid muestra la exposición, EL EXILIO ESPAÑOL EN LA CIUDAD DE MÉXICO. LEGADO CULTURAL, que supone un extraordinario recorrido por la importancia de todo tipo del exilio republicano en México, especialmente concentrado en la capital, y en cierto modo, un homenaje de gratitud al General Lázaro Cárdenas. Sin el apoyo decidido de sus recursos materiales, políticos y diplomáticos no se hubiera producido. 
Sabemos que allí residió el gobierno de la República en el exilio y la localización de los fondos que esta movilizó para ayudar a los que tuviesen que abandonar España ante una posible derrota frente a los sublevados. Los fondos fueron cuantiosos si se comparan con el presupuesto mexicano de aquel entonces, la mayoría de ellos destinados principalmente a los que habían cruzado la frontera con Francia.
La mejor parte de la exposición proporciona una interesante información sobre los primeros momentos del exilio cuando México con sus diplomáticos tratan de ayudar o salvar a los españoles que huyen de la amenaza fascista. Unos cuarenta y cinco mil lograron llegar a la capital azteca principalmente en 1939, aunque   hubo barcos hasta 1942.
El exilio español estuvo formado por trabajadores cualificados provenientes de los sectores más modernos de la economía española. Éste no fue, como se ha repetido a lo largo de los años, un exilio de intelectuales. Entre ellos se encontraban numerosos profesores y maestros. Desde el principio se crearon por los organismos republicanos de ayuda, el CTARE y el JARE, los colegios del exilio para formar y mantener la identidad de republicanos españoles, como el Instituto Luis Vives y el Colegio Madrid que conservan hasta la fecha su carácter.
El legado del exilio fue muy significativo para el desarrollo económico y cultural de México. A través de la exposición podemos conocer las publicaciones y la industria editorial, y la influencia en los medios, cine, publicidad, televisión, ciencia y educación. También la propia mirada que literatos, pintores y humanistas tuvieron en sus obras del país de acogida.
El último capítulo de la exposición se titula Exilio sin Fin, bajo la idea del filósofo Adolfo Sánchez Vázquez,   por el que el exilio es una condición que no termina, algo que descubrieron muchos de los que optaron por quedarse en México, un país que fueron haciendo suyo a través de la vida y el trabajo cuando España regresó a la democracia. Finalmente, queda la gratitud hacia el gobierno mexicano que los acogió en un momento crítico, especialmente hacia el presidente Lázaro Cárdenas.


DALÍ, LORCA Y LA RESIDENCIA DE ESTUDIANTES

En la Sala de Exposiciones Caixaforum podemos disfrutar de una interesante muestra sobre las relaciones artísticas e intelectuales entre dos grandes genios de nuestra cultura contemporánea, Dalí y Lorca. Deja de lado los aspectos personales entre las dos miembros de la afamada Residencia de Estudiantes, uno de los lugares del mejor intercambio artístico y científico de la Europa de entreguerras.
La exposición abarca el periodo 1922-1929, dividido en diferentes pequeños apartados con títulos provenientes de textos de los propios autores: Residentes de estudiantes; Hay claridad; Estética fisiológica.. En ellos muestran su confianza en el mundo moderno y en el arte de vanguardia. El conjunto se completa con una amplia muestra de obras plásticas de Dalí y Lorca, así como ejemplares de cartas y revistas de la época que leían y estudiaban: L´Esprit Nouveau y Valori Plastici. A lo largo del periodo estudiado ellos protagonizaron gustos, aficiones similares y disensiones significativas. El proyecto titulado, El libro de los putrefactos no llegó a ver la luz. Sin embargo, Lorca publicó Oda a Salvador Dalí y éste el Sant Sebastiá como mutuo reconocimiento.
La riqueza del conjunto se completa con fotografías de la época, ellos juntos cuando pasaron las vacaciones de Semana Santa y de verano en Cadaqués en 1927. También con cuadros y dibujos de autores de la época que admiraron como Picasso, Derain, Giorgio De Chirico y tantos otros. La evolución de Dalí hacia el surrealismo fue el comienzo del distanciamiento entre los dos autores, así mismo la interpretación de la figura de San Sebastián, icono de la orientación homosexual.
La exposición que forma parte de los actos del centenario de la Residencia de Estudiantes está presidida por una reproducción de la cabeza del Efebo rubio, una de la más emblemáticas obras de la escultura griega, y símbolo de la institución. Después de recorrerla refuerza las ideas en el espectador de la complejidad de tendencias artísticas en el periodo histórico considerado y el papel jugado por ambos autores en el desarrollo intelectual y cultural de España en esos momentos.

EN EL CENTENARIO DE MIGUEL HERNÁNDEZ
Con motivo del centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández, la Biblioteca Nacional realiza una exposición, MIGUEL HERNÁNDEZ 1910-2010. LA SOMBRA VENCIDA, que recuerda su trayectoria vital, desde su nacimiento y formación, hasta su trágica muerte en la cárcel después de la Guerra Civil. Dividida en varios periodos: Infancia y juventud en Orihuela; Madrid durante la II República; La Guerra; La Carcel y Homenajes y Censura, demuestra el enorme talento del poeta autodidacta desde muy joven. 
En ella encontramos abundantes manuscritos y fotografías del autor que conserva la familia. Su brillante creatividad le llevó a escribir en los más humildes cuadernos y papeles, fruto de su propio origen también humilde y de los avatares de la historia de España que él vivió en primera persona. 
Fue un poeta rural que se sobrepuso a su circunstancia y entró desde muy joven en contacto con las principales figuras literarias, intelectuales y artísticas del Madrid de su tiempo. También el autor de Viento del pueblo fue un poeta comprometido con las gentes más humildes y su necesidad de educación y cultura, con el proyecto histórico de la II República española. Por eso creo que los capítulos más importantes de la exposición son los dedicados a este periodo y a su participación en la Guerra Civil. En ellos podemos conocer los poemas que escribía en los distintos frentes bélicos en los que participó, fotografías de sus arengas a las tropas republicanas, incluso el sonido de su voz.
El alcance de la victoria franquista supuso el fin de su trayectoria. Sabemos que tuvo oportunidad de salvar su  vida, de eludir el presidio si hubiera seguido el consejo del poeta Pablo Neruda que le insistió que se refugiara en la embajada de Chile. Fue apresado intentando la huida por la frontera de Portugal. Una vez libre, regresó confiado a Orihuela, donde le esperaba la detención definitiva, su pérdida de libertad.
En la cárcel, enfermo, siguió escribiendo especialmente para su hijo todavía niño. Allí conoció a otros escritores presos que dejaron testimonio de su presencia. Llama la atención el último capítulo de la muestra cuando el régimen dictatorial reprime los homenajes a su figura en los años sesenta, e incluso en 1976, ya muerto el dictador, por las fuerzas policiales que en sus informes privados mantienen vivo el odio de la Guerra Civil y denigran al autor del Rayo que no cesa.

EN DEFENSA DE SAKINEH ASHTIANÍ




En las últimas semanas se han sucedido las noticias sobre la condena a muerte por lapidación de Sankineh en Irán, y el esfuerzo de la comunidad internacional por salvarla de tan cruel castigo. Sabemos que un hijo suyo se ha puesto en contacto con todo aquel que pudiera ofrecerle ayuda para lograr que tal pena fuese conmutada. Hasta  el momento el clamor mundial en su defensa ha logrado parar su ejecución, pero no de forma definitiva. Así es la opinión del filósofo francés Bernard-Henri Lévy en su artículo Podemos salvar a Sakineh, que afirma que una campaña sobre el régimen iraní, podría hacerle ceder.
El perdón a Sakineh no es una vulneración de la ley islámica, de sus costumbres tradicionales y del Corán. Ha habido otros casos que han terminado con la conmutación de tal castigo, e incluso de la pena de muerte. Tampoco es una intromisión en la sociedad teocrática de Irán, hoy en una situación de aislamiento por el desarrollo de la energía nuclear.
Los ciudadanos occidentales no comprenden por los hechos que se le imputan, ni que esté en la cárcel, ni que proclame en la televisión su culpabilidad, ni las tortura continua a la que es sometida, ni los allanamientos y abusos contra sus abogados o su familia.
La pena de muerte es de por sí algo impensable como castigo penal. Siempre una venganza colectiva, y además si va acompañada de lapidación una burla a la evolución de la humanidad. Ejemplo típico de una dictadura moral, de un estado totalitario que para mantener sus estructuras de poder realiza tales afirmaciones.


SUBCULTURA JUVENIL



La exposición QUINQUIS DE LOS 80. Cine, prensa y calle, que estuvo el pasado verano en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, llega a Madrid un año después a La Casa Encendida. Constituye una muestra modesta pero muy significativa de una subcultura juvenil a finales de la decada de los setenta y comienzos de los ochenta en nuestro país, cuando la Transición política a la democracia estaba finalizando.
La subcultura quinqui se refiere a la propia de los delincuentes juveniles que asolaron las ciudades más importantes de aquellos años, y tiene su origen en los barrios periféricos llenos de inmigrantes provenientes del campo, mal urbanizados, sin ningún servicio cultural o social.
El término quinqui es genérico, delincuente, tal vez diferente al utilizado por su predecesor, El Lute. No está referido a un colectivo de etnia gitana, aunque está influenciado por ella.
Lo más relevante es que sus protagonistas, sus hechos  fueron  estetizados y estereotipados por el cine y la prensa. Sobre todo por el primero en una serie películas realizadas por relevantes directores españoles que llegaron a utilizar a actores no profesionales emparentados a veces con los propios delincuentes, y de las cuales da buena cuenta la exposición.
El cine español supo captar de forma significativa unas circunstancias muy duras que un gran número de jóvenes sin recursos estaban viviendo en el extrarradio de las ciudades. Lo que es lo mismo, una evolución de las costumbres a un nivel muy bajo de la sociedad, de un colectivo, el juvenil que necesitaba ayuda cultural, económica de los poderes públicos.
Los más relevante de la exposición es que la cultura de estos jóvenes quinquis o delincuentes juveniles retrata las circunstancias de gran parte de la juventud en ese periodo de la historia de España. Los salones de juegos donde se reunían, la música de los Chichos o las Grecas, el rock de Burning, y el argot con el que hablaban, no sólo perteneció a este colectivo concreto sino que afectó a los jóvenes, principalmente, de clase trabajadora que vivían en los mismos barrios.
Esta generación joven fue duramente castigada por la droga y las duras condiciones que impuso un país que intentaba el desarrollo político y económico. Los principales delincuentes murieron en una u otra circunstancia por la droga, la enfermedades asociadas, y muchos jóvenes, por éstas condiciones económicas y sociales.
Hoy perviven algunos vocablos en el argot juvenil. La música rap y la cultura a ella asociada, han transformado el extrarradio urbano. Los jóvenes tienen más oportunidades de progresar a través de la educación, de ser más libres sin transitar los atajos al margen de la sociedad.